miércoles, 9 de octubre de 2013

Un pequeño recuerdo: La Foto Perdida de Papá

No me gusta tomarme fotos y muy raras veces me gusta poner fotos mías en el Facebook, pero hace un par de meses atrás necesitaba una foto mía para un proyecto del Discover Nikkei, en donde escribí una historia sobre mi oba y la acompañé con algunas fotografías de ella y una mía. 

Realmente no soy fotogénica y por eso no me gusta tomarme fotos. Cuando me dicen que van a tomar una foto y tenemos que sonreír, yo “siento” que lo hago, pero al final me veo horrible y las veces que no sonrío, la gente me pregunta que por qué salgo molesta en la foto. Para evitar todo eso, simplemente prefiero no tomarme fotos y asunto arreglado. Pero como tenía que enviar una foto mía, encontré una en donde salía sonriendo (creo que las pocas en donde sonrío y sale bien). La edité para quitar a las personas que salían junto conmigo en la foto y la envié. 

Tenía otras fotos “más elaboradas”, es decir maquillada y tomadas en estudio, pero como dicen, las fotos espontáneas son las mejores fotos.

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La primera purikura que me tomé en Japón junto con mis primos paternos.
Curiosamente, todos éramos los últimos hijos de nuestras familias que durante un tiempo vivíamos en una misma casa.
Era una foto que me tomé hace casi unos 10 años atrás en Japón y en donde aparecía junto con unos primos. Recuerdo que habíamos ido a pasear de noche y nos metimos a esas tiendas donde sacan las purikura (fotos pequeñas como calcomanías que pueden ser adornadas con estrellas, corazones o letras). Nos metimos los cuatro en una cabina y no sabíamos cómo acomodarnos porque el espacio era bastante pequeño. Nos demoramos tanto en acomodarnos y hacer nuestra mejor pose que, al final, el tiempo nos ganó y la máquina se disparó por sí sola. Después de unos pocos segundos, salió la tira con las cuatro fotos y felizmente que salimos bien a la primera toma. Cada uno conservó una purikura y hasta ahora, tengo la mía, ya que fue la primera que me tomé en Japón.

Ya cuando terminé de escanear la foto para enviar a Discover Nikkei, la puse dentro del álbum de donde la había sacado. Y como la nostalgia no perdona a nadie, me puse a hojear las otras fotos que tenía, retrocediendo a mis épocas de la universidad, del colegio y de mi infancia. Cada vez que retrocedía más en el tiempo, disminuía la cantidad de fotos. 10 de la universidad, 6 fotos del colegio, otras 4 cuando estaba en el kinder y apenas 2 cuando tenía menos de 2 años. 

Me di cuenta que tengo poquísimas fotos, que apenas cubrían algunas hojas del álbum. Siempre me he preguntado por qué tengo tan pocas fotos de cuando era pequeña. Recuerdo que siempre le preguntaba a mi mamá que por qué no tengo tantas fotos de pequeña como tiene mi hermano mayor, o por lo menos, por qué no tengo ni una foto junto con mi oba o mi papá. Y siempre me respondía que era porque estaba la tienda

Era como si la tienda, aquél negocio familiar que teníamos, fuera el causante de mis prejuicios infantiles, muy comunes en los niños, en donde siempre le decía a mi mamá que "nadie quería tomarse fotos conmigo o siquiera, tomarme fotos porque no me querían". Pero ya cuando crecí, fui comprendiendo que estaba equivocada. 

Desde que nací mi papá ya estaba enfermo, y lo único que recuerdo era verlo acostado sobre su cama, o descansando en la sala y pidiéndonos que no hagamos tanto ruido mientras jugábamos, y algunas que otras veces, llevándome de la mano para ir a la tienda. Y como ya él no podía trabajar en la tienda, mi mamá tenía que reemplazarlo, pasando la mayor parte del tiempo trabajando. Así que creo que no habían muchas ganas (ni el tiempo) para pensar en tomarnos alguna foto familiar. Por aquellas épocas, no existían las cámaras digitales que convertían a cualquiera en un fotógrafo de turno para alguna foto del momento, todo era con rollos de 24 ó 36 y que eran llevados al estudio para revelarlas después de un par de días de espera. Así, que realmente, no había tiempo para eso. Pero, había una foto en donde aparecemos los cinco: mi papá, mi mamá y mis dos hermanos mayores junto conmigo. La única foto que hubiera tenido en donde aparezco junto con mi papá pero que no sabemos donde está. 

En casi todas las fotos de pequeña, aparezco cogiendo algún objeto que mi mamá me daba para evitar que llore mientras me tomaba la foto
Antes, vivíamos por el centro de Lima, a pocas cuadras de la Av. Colonial. Recuerdo que por esa avenida había un estudio fotográfico de un nisei cuyo nombre no recuerdo y que solía tomarnos las pocas fotos que tenemos y que hasta ahora conservamos. Recuerdo que antes de entrar a su estudio, teníamos que pasar por el mostrador y en donde vendía álbumes para fotos con las típicas hojas ya engomadas de antaño y celofán encima y muchas cajitas amarillas con rollos fotográficos. Su estudio estaba lleno de luces cubiertas con sombrillas y cámaras antiguas con trípode, y recuerdo que mi mamá me colocaba delante de unas cortinas como fondo y esperaba al costado del fotógrafo, pidiéndome en todo momento que sonría, pero al final terminaba asustándome de las luces y terminaba llorando. Para que me calme, mi mamá me daba algunos juguetitos para que lo sostenga y no tuviera miedo o me prometía que me iba a comprar algún dulce y automáticamente, dejaba de llorar.

Y como la memoria es frágil, pero el instinto no, recuerdo vagamente, como pequeños flashbacks, que nos tomaron una foto junto con mi papá, que creo que era ya la última para él. El fotógrafo nos dijo que quería tomarnos una foto familiar y que quería colocarlo como una de esas fotos-modelo que exhibía en su tienda, como una forma de publicidad. Aceptamos pero nunca reclamamos una copia ni siquiera vimos aquella foto exhibiéndose en su estudio. No le dimos mucha importancia hasta cuando falleció mi papá. Recién, nos acordamos de aquella foto y mi mamá quería conservarlo como el último recuerdo que tenía de él, pero la foto ya no estaba. El fotógrafo se había mudado y el actual dueño no sabía adónde se había ido ni tampoco sabía de la existencia de aquella foto. 

Sin el nombre ni dirección, ¿cómo se puede saber el paradero de una foto? En fin, esa es una foto ya perdida. Prefiero creer que nunca nos la hemos tomado. Si bien los mejores recuerdos son aquellos que uno guarda bien dentro de la memoria, una foto de alguien de quien no he conocido muy bien, como fue mi papá, habría sido muy valiosa para mí. Hubiera sido como una foto de despedida, aunque felizmente todavía conservo algunos recuerdos en mi memoria sobre él, aunque sea en forma de pequeños  flashbacks.


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