viernes, 3 de noviembre de 2017

"MI NOVIO NO ES NISEI”

Parece el título de una fotonovela, pero fue (o hasta ahora es) una realidad que inquietaba a muchos jóvenes nisei cuando su pareja era “dojin”.
¿Era un tabú de los “viejos”? Sí, sobre todo de los issei más conservadores, pero que influyó en las vidas de muchos nisei y hasta sansei. 

Incluso en esa época en que se escribió este artículo que comparto en este post (año 1964), el tabú de “dojin con nihonjin” aún era polémico entre la colonia nikkei , que paradójicamente ya empezaba a mostrar los primeros síntomas de rebeldía con su época “a-go-go”. Pero las costumbres eran más fuertes y no era fácil rebelarse contra este tabú. 

Revista Sakura. 1964







Muchos issei tuvieron malas experiencias con los “dojin” en sus primeros años de inmigración, más que nada, por la diferencia cultural entre ambos que provocaba toda suerte de malentendidos. Rápidamente se esparció como pólvora eso de “dojin es malo”. 

Muchos de estos issei trataban de que sus hijos se casaran con otro nisei (o issei) o si no, forzaban la situación, presentándoles a otros jóvenes de su mismo sonjin o a los hijos de sus paisanos. Por eso es que ahora vemos que muchos de nosotros tenemos padres nisei con el mismo apellido (“es que venimos del mismo sonjin”) o la clásica “en la colonia todos se conocen”, porque justamente, el papá de uno resultó ser el tío del amigo y que fue vecino del primo que veían en la misa del mes del tío. Algo así. 

Y los nisei que no cumplían con los deseos de sus padres, pasaban lo mismo que le pasaba a la protagonista de este artículo, que parece ser un personaje ficticio creado para retratar este tabú sin levantar polémica. A manera de carta de una preocupada lectora que exponía su caso y en donde ella misma se aconsejaba, este artículo pretendía exponer el caso y aconsejar a todos aquellos jóvenes en la misma situación. 

Para esta joven nisei: “[….] El enamorarse de un criollo, significará para quien lo diga: el rechazo de la familia, la compasión de los amigos y la curiosidad de los conocidos. Significará esto también, que por ello me veré privada del calor y del regocijo familiar del que toda muchacha anhela rodearse el día de su boda? [….]”. 

Esa desconfianza que les comenté anteriormente, la expone tal cual, sin pelos en la lengua (para esa época): “[…] Si es un nisei, basta decir el nombre y aunque no se le conozca se deduce que es un buen muchacho, pero si no es nisei, entonces no importará tanto el nombre como la profesión o el lugar donde trabaja […]”. 

Pero así era la realidad en general. Para algunos, más estricta que para otros. Aunque en voz bajita, esta joven nisei intenta rebelarse: “[…] Ud. seguramente defendiendo el sistema de caparazón de la colectividad. Suponen Uds. seguramente, que la colectividad japonesa debe mantenerse alejada del contacto virulento de los criollos? Si es así, mal hacemos en continuar aquí. Entendamos de una vez que un criollo es tan igual que un nisei […]”. 

Pero también, se pone en el lugar de los mayores (issei), en donde esta desconfianza hacia los “dojin” no ha sido gratuita: “[…]Es cierto que ha habido casos lamentables, que quizás no hallen disculpas […]”. 

Aunque, también se pone fuerte y otra vez, llama a la reflexión: “[…] ¿Y piensan que sería ilógico y hasta inconcebible que sus hijos pudieran tener nada más que amistad con un “doyin”? […]”. 

Esta joven no sabía realmente qué hacer. Aunque no descarta el diálogo con sus padres, apelando a la empatía: “[…] Sí, he pensado, y mucho, en decirles la verdad. Primero, hablar a mi madre que como mujer, creo, ha de entenderme mejor, y luego a mi padre. Pero, ¿me comprenderán o tan sólo se encerrarán en su desmedido orgullo de raza y me negarán toda oportunidad de conocerlo? […]”. 

Y si todo falla, hasta considera huir con su pareja, aunque luego reflexiona: “[…] Tan solo el recuerdo de las desconocidas compañeras que viven mi misma historia, me dan fuerzas para resistir el imperioso deseo de elegir el camino más fácil: el de la huida. Pero, no,… huir ahora, sin explicaciones, sería como darles a los que se oponen una base más sólida para sus razones, porque a sus ojos sólo así merecerán culminar estos sentimientos por un criollo. Mientras haya una esperanza de lograr su comprensión, y debe hacerla, la huida no será el mejor camino. Iniciar una nueva vida llevando sobre nosotros la maldición paterno, “No”... […]”. 

Al final, esta joven no nos cuenta qué decisión tomó, pero invoca a la reflexión, tanto para los padres como los hijos. 
Bueno, yo he conocido a mi oji paterno y oba materna y la característica que ellos tenían era el silencio. 

Así como una vieja película japonesa en donde dos obasan se miraban en silencio, frente a frente, porque han vivido tanto que ya las palabras estaban de sobra. Ese tipo de silencio. 
O a veces, hay ese silencio que es para no mostrarse débiles ante nosotros, en donde sus penas y preocupaciones se las guardaban. Solo les queda dar órdenes sin mucha explicación “porque ellos no van a entender”, como una vez escuché a mi mamá. Y algunas veces, nosotros malinterpretamos este silencio. 

Pero este silencio o la imposición de órdenes sin dar explicaciones por parte de muchos issei, esconde un trasfondo más humano que es difícil de desenvolver. “No van a entenderme”. 

Por esto, creo que este artículo escrito en 1964 fue la mejor manera de retratar este tabú de “mi pareja no es nisei”, en donde se convertía en la voz de la conciencia, tanto para padres como hijos, separados por un imaginario abismo que se confundía por respeto, en muchos casos. 

El diálogo franco y sincero entre padre e hijo, muchas veces era inexistente entre los nisei e issei. Esto mismo me pasó a mí con mi mamá, y ella, con su mamá (oba). Bueno, recién cuando ya era toda una adulta, pude reducir ese abismo entre mi mamá y yo. Un abrazo espontáneo o una conversación sincera, realmente, pueden hacer milagros. 

¡Qué épocas la de nuestros padres! ¿no? Ahora, ya esa inquietud de que "mi pareja no es nisei" llamaría la atención, pero de lo extraño que sonaría en estos tiempos. ("¡Eso es cosa del pasado!", dirán casi todos). 

Comparto con Uds. este curioso artículo de 1964, cuyas páginas restantes están en la parte de comentarios.


FUENTE: 
Revista Sakura. 15 de enero al 15 de febrero de 1964. Año I, N.° 6, Págs. 3-5.


Publicado en el Fanpage de Jiritsu, el 02-NOV-2017

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