jueves, 9 de noviembre de 2017

LOS NISEI NO SABEN PIROPEAR

¿Los hombres nikkei saben piropear?
Realmente, no lo sé.
A decir verdad, ¿a qué podemos llamar "piropo"?
Creo que depende de la persona y la situación.
A veces, un inofensivo piropo puede arrancar un "¿Qué le pasa a este confianzudo?" más que uno bien subidito de tono.

Es un tema muy curioso y hasta banal.
Sean nikkei o no, todos los hombres tienen su propia forma de demostrar su galantería. Algunos son más directos y otros, tímidos, así de simple. Quizás sea cuestión de timidez o respeto.

Pero hace unos 50 años atrás, la sociedad nikkei aún conservaba aquella forma de pensar de muchos issei: "Tu eres nisei" y con esto, venía todo lo demás (prejuicios generacionales de los issei).

Esa brecha (no tan) imaginaria entre los nisei y los no-nisei, se reflejaba en artículos como el que comparto en este post y que se publicaban en revistas de la colectividad japonesa de aquellos años.

"Los nisei no saben piropear" es el título del artículo que resume al típico nisei peruano de los años 60.

Fuji. Año 1. N.°2. Junio 1963. Pp. 14-15


El principal culpable: la timidez de los chicos.
Y si la chica es bonita, ¡peor para él!
[...] Para el mundo femenino, aquel de las chicas menudas, finas y de piernas bien formadas, los nisei son tímidos. Algo más: son cortos de palabra [...].

Esta afirmación se basa en una encuesta realizada a 150 chicas nisei entre 19 y 23 años de edad en promedio. Según la revista Fuji: "[...] nos puede dar un estimado acerca de lo que piensan las chicas de los muchachos [...]".
Aunque afirma, también, que las chicas nisei son tímidas (31 se abstuvieron de opinar).

El galanteo del nisei se basa en "el despacito se llega lejos" (yukkuri, yukkuri -despacito, despacito- como dirían los issei).
Y la cosa se pone mejor, si la chica de sus sueños trabaja en la misma oficina que él o en la tienda o restaurante que suele frecuentar:
[...] Cuando se trata de una chica que trabaja o vive en un establecimiento comercial, se convierte en el asiduo cliente. Pasan los días y es muy difícil, salvo raras excepciones, que le dirija la palabra.[...]

Las escenas románticas que veía en el cine, en donde el amor nace de un encuentro casual en la calle, quedaban solo en eso.
En la realidad, si el nisei veía pasar a una linda nisei, se conformaba con solo verla pasar. ¡Y eso...!:
[...] El nisei, señalan, no es el muchacho que tropieza con una chica en la calle y la sigue, apenas la contempla. Claro que admirando la belleza, el garbo o el físico de la chica. Pero de ahí no pasa.[...]

Porque el enamoramiento no es espontáneo para los tímidos nisei, sino que hay que trabajarla, como en toda relación:
[...] las chicas han manifestado asimismo que los muchachos nisei encuentran mejores oportunidades de enamorar porque la chica de sus sueños se encuentra, casi siempre, en un lugar permanente. Siempre la ha conocido en una tienda, en la oficina o en el campo. No, como otros, que la conocen en plena calle… y empieza el “abordaje” [...]

A veces las palabras pueden fallar.
El nisei no sabe cómo abordar a la chica, pero si habla sobre el clima, nunca falla, según él.
Aunque en la realidad, las chicas nisei sueñan con una buena labia que las conquiste y no con un reporte del Senamhi.
[...] El “hace calor” o qué frío verdad?” se repite en las conversaciones. Y eso es lo que hace rabiar a las chicas. Para ellas, casi todas admiradoras, de Rock Hudson, los muchachos deben ser desenvueltos. Que sepan hablar, que hagan agradable una tertulia.[...]

La verdad es que, el joven nisei es parco. Su timidez limita su actuar y hasta sus palabras.
[...] los niseis no saben piropear porque son parcos. “Apenas si pronuncian el buenas noches”, dijo una vivaracha muchacha de 19 primaveras. Para las niseis, los muchachos rara vez empiezan una conversación. O si están en una conversación, se convierten en excelentes auditores. Pero nunca inician o tienen temas para las conversaciones. [...]

Y si el nisei es tímido hasta para decir "ohayo" (buenos días), las cartitas o papelitos son su salvación.
[...] Así, [un sector de las chicas] manifestaron que por medio de papelitos cursados por intermediarios, han expresado sus sentimientos a determinadas muchachas. Por cierto que algunos han tenido éxito, Pero no todas las chicas están acostumbradas a admirar al caligrafía de un muchacho [...]


Pero, y a todo esto, ¿qué decían las chicas nisei?
Aunque soñaban con un chico galante y con buena labia, siempre tenían sus pies sobre la tierra.
Muchos de estos tímidos nisei conseguían el tan esperado "sí, acepto" de las chicas, gracias a una "ayudadita" extra de los propios padres:
[...] Las chicas han manifestado, sin tapujos, que ello se debe en gran parte a la actividad de los padres. Son ellos, quienes siguen siendo moldes clásicos, logran concertar el matrimonio.[...]

Como pasaba con muchos de los nisei, este enamoramiento terminaba en la mayoría de los casos, en matrimonios concertados, algunos con un final feliz y otros, no tanto. En este último caso, los hijos o la rutina misma del matrimonio lograban, con los años, el tan anhelado "amor de pareja". Y muchos fueron felices así.
[...] Para ellas, el amor raras veces existe en este tipo de matrimonio.
“Tal vez con el tiempo logren conocerse y amarse”, fue la respuesta de una chica voleibolista, de agraciada figura.[...]

Aunque hay otras chicas nisei, que se mantienen optimistas y creen que el verdadero amor sí existe.
[...] “Pero felizmente, eso ya está pasando”, respondió a su vez, una chiquilla de trenzas, que apenas frisa en los catorce años. El horizonte se le presenta bello y romántico, a esta muchacha de mejillas sonrosadas.[...]


Realmente, creo que actualmente aún muchos chicos nikkei -sean nisei, sansei, etc.- son tímidos.

¿Que sepan piropear? ¿Que den chocolates y flores?
No sé, pero creo que son pocos.
No he visto hasta ahora a nikkei en la calle, con flores, osito y chocolates en la mano. Y menos, he escuchado frases románticas como aquellas que se decían en las películas mexicanas.
Y las cartitas de amor... Ya todos sabemos.
 Han sido desplazados por los Whatssap y el Face con los emoji de corazoncitos y hasta los memes que nos sirven como tarjeta de cumpleaños, aniversario y hasta del Día de los Enamorados.
Hasta con solo un click, ya dijiste mucho.


En fin. Creo que ahora los que son tímidos, ya no tienen excusa para demostrar su amor o atracción.

Personalmente, cada uno sabe cómo piropear y enamorar.


Mi pareja no es de darme cartitas ni darme flores.

Él lo demuestra a su modo.
Me cuida cuando estoy mal, hemos pasado momentos malos y buenos, y aún así, seguimos juntos. Incluso, me acompaña a ir de shopping.

Mi pareja me acompaña a recorrer todas las tiendas del Real Plaza de Salaverry y a subir los 3 niveles de ropa, una y otra vez.

"Hasta que encuentres lo que busques", me dice.
Qué más les puedo decir.
Que me diga que quiere acompañarme de shopping, es el mejor piropo que puedo recibir.


Aquí comparto el artículo completo "Los nisei no saben piropear", publicado en la revista Fuji de 1963.




LOS NISEI NO SABEN PIROPEAR


   Hay una irónica y a la vez cruel realidad: los nisei no saben piropear. Esto que a simple vista puede parecer broma, ha sido corroborado por ciento cincuenta chicas.

   Pero las chicas niseis no han tomado esta realidad con un amargor en los labios. Simplemente, han sonreído. Tal vez porque antaño fue la característica de los niseis.

   Para el mundo femenino, aquel de las chicas menudas, finas y de piernas bien formadas, los nisei son tímidos. Algo más: son cortos de palabra.

   FUJI, durante 25 días, compulsó la opinión del sexo femenino. La labor no fue tan fácil que digamos. Porque las chicas también tienen de tímidas.

   La encuesta se hizo en diferentes sectores laborales. Se abordó por igual a la oficinista que semanalmente se hace peinado, como también a la chica que se pasa un peine e inmediatamente está detrás del mostrador.

   Se preguntó también a la universitaria que comparte el interés de los libros por un príncipe azul, así como también a la diestra peinadora que vive en un mundo de manicura, maquillaje y peinados “bombé” y “gato”.

   Por cierto que muchas se abstuvieron de prestar declaraciones. Pero en su mayoría, la respuesta fue una: no saben piropear.

   El equipo de redactores de FUJI, apenas apareció el primer número, se lanzó a las calles en busca de la opinión de las chicas niseis. He aquí el resultado de esa encuesta.

   Tal vez ésta no represente el verdadero sentir de las chicas nisei. Tal vez, también, carece de las técnicas de que está revestida toda encuesta. Pero creemos que al menos nos puede dar un estimado acerca de lo que piensan las chicas de los muchachos.

   Sin duda alguna, a quienes más ha de servir esta encuesta, es a los muchachos. Porque los obligará a comprar diccionarios y a decir cosas bonitas. 

Son tímidos
   Para la mayoría de las chicas, algo así como 45.33 por ciento, los muchachos niseis no saben piropear porque son tímidos.

   Señalan que muchas veces les gusta una chica, pero se conforman con mirarla. No se atreven a dirigirles la palabra. Sin embargo, están perdidamente enamorados de esa chica.

   Las chicas han manifestado asimismo que los muchachos nisei encuentran mejores oportunidades de enamorar porque la chica de sus sueños se encuentra, casi siempre, en un lugar permanente.

   Siempre la ha conocido en una tienda, en la oficina o en el campo. No, como otros, que la conocen en plena calle… y empieza el “abordaje”.

   El nisei, señalan, no es el muchacho que tropieza con una chica en la calle y la sigue, apenas la contempla. Claro que admirando la belleza, el garbo o el físico de la chica. Pero de ahí no pasa.

   Cuando se trata de una chica que trabaja o vive en un establecimiento comercial, se convierte en el asiduo cliente. Pasan los días y es muy difícil, salvo raras excepciones, que le dirija la palabra.

   Pero, ¿cómo es que hay tantos y tantos matrimonios niseis? Las chicas han manifestado, sin tapujos, que ello se debe en gran parte a la actividad de los padres. Son ellos, quienes siguen siendo moldes clásicos, logran concertar el matrimonio.

   Pero, ¿el amor no cuenta?

   Para ellas, el amor raras veces existe en este tipo de matrimonio. “Tal vez con el tiempo logren conocerse y amarse”, fue la respuesta de una chica voleibolista, de agraciada figura.

   "Pero felizmente, eso ya está pasando”, respondió a su vez, una chiquilla de trenzas, que apenas frisa en los catorce años. El horizonte se le presenta bello y romántico, a esta muchacha de mejillas sonrosadas.

Son parcos
   Para el 19.33 por ciento de las chicas encuestadas, tanto en las oficinas como en las bodegas, bazares, el campo, etc., los niseis no saben piropear porque son parcos. “Apenas si pronuncian el buenas noches”, dijo una vivaracha muchacha de 19 primaveras.

   Para las niseis, los muchachos rara vez empiezan una conversación. O si están en una conversación, se convierten en excelentes auditores. Pero nunca inician o tienen temas para las conversaciones.

   El “hace calor” o qué frío verdad?” se repite en las conversaciones. Y eso es lo que hace rabiar a las chicas. Para ellas, casi todas admiradoras, de Rock Hudson, los muchachos deben ser desenvueltos. Que sepan hablar, que hagan agradable una tertulia.
   
   Pero, ¿y los que saben hablar…?
   
   "Pues han tenido suerte y han conquistado buenas chicas”. Esta fue la respuesta de ellas.

Mandan papelitos
   Un sector de las chicas, dentro de las 150 interrogadas, ha señalado que como son tímidos o parcos, se basan en papelitos para demostrar sus sentimientos. 

   Así, manifestaron que por medio de papelitos cursados por intermediarios, han expresado sus sentimientos a determinadas muchachas. Por cierto que algunos han tenido éxito, Pero no todas las chicas están acostumbradas a admirar al caligrafía de un muchacho.

   Sin embargo, muchos de los niseis son estudiantes universitarios que hacen amplia vida social. Que frecuentan diferentes esferas.


[Revista Fuji. Lima. Año 1. N.°2. Junio 1963. Páginas 14-15]

viernes, 3 de noviembre de 2017

"MI NOVIO NO ES NISEI”

Parece el título de una fotonovela, pero fue (o hasta ahora es) una realidad que inquietaba a muchos jóvenes nisei cuando su pareja era “dojin”.
¿Era un tabú de los “viejos”? Sí, sobre todo de los issei más conservadores, pero que influyó en las vidas de muchos nisei y hasta sansei. 

Incluso en esa época en que se escribió este artículo que comparto en este post (año 1964), el tabú de “dojin con nihonjin” aún era polémico entre la colonia nikkei , que paradójicamente ya empezaba a mostrar los primeros síntomas de rebeldía con su época “a-go-go”. Pero las costumbres eran más fuertes y no era fácil rebelarse contra este tabú. 

Revista Sakura. 1964







Muchos issei tuvieron malas experiencias con los “dojin” en sus primeros años de inmigración, más que nada, por la diferencia cultural entre ambos que provocaba toda suerte de malentendidos. Rápidamente se esparció como pólvora eso de “dojin es malo”. 

Muchos de estos issei trataban de que sus hijos se casaran con otro nisei (o issei) o si no, forzaban la situación, presentándoles a otros jóvenes de su mismo sonjin o a los hijos de sus paisanos. Por eso es que ahora vemos que muchos de nosotros tenemos padres nisei con el mismo apellido (“es que venimos del mismo sonjin”) o la clásica “en la colonia todos se conocen”, porque justamente, el papá de uno resultó ser el tío del amigo y que fue vecino del primo que veían en la misa del mes del tío. Algo así. 

Y los nisei que no cumplían con los deseos de sus padres, pasaban lo mismo que le pasaba a la protagonista de este artículo, que parece ser un personaje ficticio creado para retratar este tabú sin levantar polémica. A manera de carta de una preocupada lectora que exponía su caso y en donde ella misma se aconsejaba, este artículo pretendía exponer el caso y aconsejar a todos aquellos jóvenes en la misma situación. 

Para esta joven nisei: “[….] El enamorarse de un criollo, significará para quien lo diga: el rechazo de la familia, la compasión de los amigos y la curiosidad de los conocidos. Significará esto también, que por ello me veré privada del calor y del regocijo familiar del que toda muchacha anhela rodearse el día de su boda? [….]”. 

Esa desconfianza que les comenté anteriormente, la expone tal cual, sin pelos en la lengua (para esa época): “[…] Si es un nisei, basta decir el nombre y aunque no se le conozca se deduce que es un buen muchacho, pero si no es nisei, entonces no importará tanto el nombre como la profesión o el lugar donde trabaja […]”. 

Pero así era la realidad en general. Para algunos, más estricta que para otros. Aunque en voz bajita, esta joven nisei intenta rebelarse: “[…] Ud. seguramente defendiendo el sistema de caparazón de la colectividad. Suponen Uds. seguramente, que la colectividad japonesa debe mantenerse alejada del contacto virulento de los criollos? Si es así, mal hacemos en continuar aquí. Entendamos de una vez que un criollo es tan igual que un nisei […]”. 

Pero también, se pone en el lugar de los mayores (issei), en donde esta desconfianza hacia los “dojin” no ha sido gratuita: “[…]Es cierto que ha habido casos lamentables, que quizás no hallen disculpas […]”. 

Aunque, también se pone fuerte y otra vez, llama a la reflexión: “[…] ¿Y piensan que sería ilógico y hasta inconcebible que sus hijos pudieran tener nada más que amistad con un “doyin”? […]”. 

Esta joven no sabía realmente qué hacer. Aunque no descarta el diálogo con sus padres, apelando a la empatía: “[…] Sí, he pensado, y mucho, en decirles la verdad. Primero, hablar a mi madre que como mujer, creo, ha de entenderme mejor, y luego a mi padre. Pero, ¿me comprenderán o tan sólo se encerrarán en su desmedido orgullo de raza y me negarán toda oportunidad de conocerlo? […]”. 

Y si todo falla, hasta considera huir con su pareja, aunque luego reflexiona: “[…] Tan solo el recuerdo de las desconocidas compañeras que viven mi misma historia, me dan fuerzas para resistir el imperioso deseo de elegir el camino más fácil: el de la huida. Pero, no,… huir ahora, sin explicaciones, sería como darles a los que se oponen una base más sólida para sus razones, porque a sus ojos sólo así merecerán culminar estos sentimientos por un criollo. Mientras haya una esperanza de lograr su comprensión, y debe hacerla, la huida no será el mejor camino. Iniciar una nueva vida llevando sobre nosotros la maldición paterno, “No”... […]”. 

Al final, esta joven no nos cuenta qué decisión tomó, pero invoca a la reflexión, tanto para los padres como los hijos. 
Bueno, yo he conocido a mi oji paterno y oba materna y la característica que ellos tenían era el silencio. 

Así como una vieja película japonesa en donde dos obasan se miraban en silencio, frente a frente, porque han vivido tanto que ya las palabras estaban de sobra. Ese tipo de silencio. 
O a veces, hay ese silencio que es para no mostrarse débiles ante nosotros, en donde sus penas y preocupaciones se las guardaban. Solo les queda dar órdenes sin mucha explicación “porque ellos no van a entender”, como una vez escuché a mi mamá. Y algunas veces, nosotros malinterpretamos este silencio. 

Pero este silencio o la imposición de órdenes sin dar explicaciones por parte de muchos issei, esconde un trasfondo más humano que es difícil de desenvolver. “No van a entenderme”. 

Por esto, creo que este artículo escrito en 1964 fue la mejor manera de retratar este tabú de “mi pareja no es nisei”, en donde se convertía en la voz de la conciencia, tanto para padres como hijos, separados por un imaginario abismo que se confundía por respeto, en muchos casos. 

El diálogo franco y sincero entre padre e hijo, muchas veces era inexistente entre los nisei e issei. Esto mismo me pasó a mí con mi mamá, y ella, con su mamá (oba). Bueno, recién cuando ya era toda una adulta, pude reducir ese abismo entre mi mamá y yo. Un abrazo espontáneo o una conversación sincera, realmente, pueden hacer milagros. 

¡Qué épocas la de nuestros padres! ¿no? Ahora, ya esa inquietud de que "mi pareja no es nisei" llamaría la atención, pero de lo extraño que sonaría en estos tiempos. ("¡Eso es cosa del pasado!", dirán casi todos). 

Comparto con Uds. este curioso artículo de 1964, cuyas páginas restantes están en la parte de comentarios.


FUENTE: 
Revista Sakura. 15 de enero al 15 de febrero de 1964. Año I, N.° 6, Págs. 3-5.


Publicado en el Fanpage de Jiritsu, el 02-NOV-2017

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