martes, 1 de mayo de 2018

Daisuki Mensore: emprendimiento con kimochi

Aunque tiene un nombre corto, tiene mucho por contar. Mary Higa resume su vida con esta frase: “Siempre miro para adelante”. Hace 5 años abrió su tienda de regalos en San Miguel con mucho esfuerzo. 

Actualmente participa en todos los eventos de la colectividad, ofreciendo novedosos productos así como artículos de Japón. Por su carácter espontáneo y siempre atento, ha ido ganándose la preferencia del público. Detrás del mostrador, Mary nos cuenta cómo comenzó. 

«Prácticamente, nací en la bodega» 
Mis padres tenían una bodega en el Rímac, en donde pasé toda mi infancia y adolescencia. Mientras mi mamá atendía, yo dormía en la caja de leche que estaba debajo del mostrador. Era la época en donde había un negocio de nikkei en cada cuadra y entre todos se fijaban los precios. No existía la competencia que hay ahora. Cuando estaba estudiando Contabilidad en la universidad, tuve mi primer trabajo en la perfumería de los Murakami en Magdalena y luego, en la farmacia de los Higa. Me di cuenta que me gustaba atender al público y no estar en una oficina. 


«Siendo dekasegi, me atraían los depatos» 
En la mitad de la carrera, dejé la universidad. Viajé a Nihon como dekasegi y siempre que veía los depatos (tiendas por departamentos japoneses), soñaba con tener algo similar en Perú. Después de casi 10 años, regresé a Perú con Juan Carlos, mi esposo. Queríamos invertir en un negocio pero no resultó. Él tuvo que regresar a Japón y yo me quedé en el Perú con mis hijos. 


Mary Higa 
«Vendí gelatinas: no quería depender de las remesas» 
Mi esposo enviaba remesas, pero no me gusta ser dependiente. Mis hijos tenían 4 y 8 años, cuando decidí vender gelatinas. Había aprendido a hacer gelatinas en 3D y salía con mi azafate para venderlas en el barrio. De puerta en puerta, me compraron todas. ¡Me sentía tan contenta! Pero hubo alguien que no lo veía bien: «¿no te da vergüenza vender así?», me dijo. Me entristeció escuchar eso, porque yo lo hacía por mis hijos. Una amiga me alentó a seguir adelante. Vendí maquillaje por catálogo, ropa, manualidades y hasta aprendí a hacer tortas para matrimonio. Llevando incluso a mis hijos en un carrito, yo salía a vender. 

«Mi esposo regresó por los chicos» 
Mientras mi esposo estaba en Nihon, yo era mamá y papá para mis hijos. A mi hija menor, la dejó con 1 mes de nacida y regresó cuando cumplió 5 años. Fueron 10 años de idas y venidas, en donde se perdió los mejores momentos: el primer diente o el primer día de nido de los hijos Pero llegó un momento en que los chicos necesitaban a su papá. Nos arriesgamos: él regresó y abrimos la tienda. «Daisuki Mensore, lleva las iniciales de mis hijos» Elegimos el rubro de bazar porque me gustaba y yo tenía experiencia atendiendo al público. El nombre de la tienda nació de las iniciales de nuestros 3 hijos: Diego Minoru, Daniel Masaru y Demi Mitsuki. ¡Qué mejor omamori (amuleto) que poner el nombre de los hijos! Mi esposo propuso «Daisuki Mensore»: combinando el japonés «daisuki» («me encanta») con el uchinaaguchi «mensore» («bienvenido»), por nuestras raíces okinawenses. En sí, fue un trabajo en familia: mi esposo dio el nombre, mi hijo mayor diseñó el logo y mi hermano fue quien incluyó el sanshin en el logo.

«El apoyo comenzó con mi mamá» 
Después del trabajo, mi esposo viene a la tienda. Mis hijos me dicen lo que está de moda y algunos familiares y amigos me muestran su apoyo, sobre todo en los momentos difíciles. Ahí es donde siento el kimochi (cariño). De mi mamá, recibo un apoyo enorme. Cuando mi esposo estaba de viaje, ella estaba conmigo; incluso ahora, que ve a los chicos en casa mientras yo estoy en la tienda. Mi mamá ya tiene 80 años, aunque parece de 50. Siempre está pendiente de mí y quiere venir a la tienda, aunque sea estando paradita en la puerta para pasarme el candado para cerrar. Hasta ahora. 

«Llevo el trabajo a casa» 
Me acuesto a las 2 de la mañana y me levanto a las 6. Creo que mi tiempo se divide en un 80% para la tienda y 20% para la casa. He trabajado incluso en feriados y navidad. Mis hijos me piden que pase más tiempo con ellos, pero no se puede. «Cuando tienes negocio: si no trabajas, no comes», decía mi papá. Es un sacrifico enorme, pero mis hijos lo entienden en el fondo. Cuando hay un evento, todos nos ponemos el “uniforme” de la tienda. Mandé a confeccionar media docena de happi (porque somos 6 en la familia) con el logo de la tienda. Verlos vestidos así, significa un gran apoyo que me pone muy contenta. 

«La gente se sorprende de lo que tengo ahora» 
Mi sueño era tener una tienda propia y ahora la tengo. Ha sido difícil, pero cuando me ponen una traba en el camino; no me desanimo, sigo adelante. Recibo una gran recompensa cuando los clientes me agradecen por el buen servicio o se pasan la voz. Y más aún, estoy haciendo algo que me encanta: atender al público. Actualmente, participamos en diversos eventos, como el Okinawa matsuri en febrero, el matsuri AELU en noviembre y el Undokai de fines de abril. Incluso nos invitan en ferias y colegios fuera de la colectividad, lo cual me pone muy contenta, porque significa que cada vez somos más conocidos. El público peruano tiene bastante acogida por los productos japoneses. 

Al concluir la entrevista, Mary Higa nos revela su principal secreto: “esta tienda nació, más que nada, del ganbatte (esfuerzo) y las ganas de seguir adelante”. 

Daisuki Mensore 
Tienda: C.C. San Miguel Shopping Center. Tienda 24 (frente al Coney Park)-San Miguel. 
Horario de atención: Lunes a sábado, 12 m. - 9 p.m. (corrido)


(Artículo originalmente publicado en el diario Peru Shimpo el 1 de mayo de 2018)

miércoles, 25 de abril de 2018

Chancay Nikko: El colegio japonés bajo el Fuji de Esquivel

Con el tañido de una gran campana como en las épocas de gakko, así comenzó el conversatorio y proyección del documental “Chancay Nikko: el colegio japonés bajo el Fuji de Esquivel”, realizado el pasado viernes en el auditorio Jinnai, dentro del marco del 5.° Festival Cultural Nikkei. 
Simulando ser una clase de la época, la velada continuó con el “Rajio Taiso”, dirigido por las profesoras Beatriz Arakaki y Miyoko Tamashiro de la agrupación Radio Taiso Kai del Perú. A continuación, se proyectó el documental.

Historia hecha documental 
Fundada el 20 de abril de 1924 en la hacienda Esquivel, Chancay Nikko fue la primera escuela japonesa de la provincia de Huaral. Fue construida gracias al aporte de los inmigrantes japoneses de la zona y de Amador Del Solar, diplomático y dueño de la hacienda, quien donó el terreno. 

Ubicada cerca al “Fuji de Esquivel”, como así se le conoce al cerro Makatón por su parecido con el monte Fuji de Japón, Chancay Nikko era una réplica casi exacta de una escuela japonesa. Contaba con plan de estudios de Japón que comprendía 8 años de estudios de educación primaria y uso intensivo del idioma japonés (“había dos días de la semana en donde estaba prohibido hablar español”, recuerda uno de los exalumnos, Francisco Oishi). 

Chancay Nikko era una de las escuelas más disciplinadas de la época. Chancay Nikko comenzó con un salón de clases y 40 alumnos. Posteriormente, se construyeron dos salones más al aumentar el alumnado. Después de 10 años, Chancay Nikko ya contaba con planta eléctrica, pozo de agua potable y cinema, además de un total de 179 alumnos, entre los 6 y 14 años de edad. Al inicio, los alumnos eran los hijos de los japoneses que trabajaban en el campo, tanto de Esquivel como de las zonas aledañas. Pero luego se incorporaron estudiantes no-nikkei, cumpliéndose la directiva de la Sociedad Central Japonesa de contribuir con la educación peruana. 

Sensei Kuniyoshi, Arakaki y Tamashiro
En el documental, se incluyeron los testimonios de sus exalumnos. Algunos llegaban en bicicleta y otros, a caballo o burro, que dejaban amarrados en un corral mientras duraba la jornada escolar. Otilia Chinen y Hatsuko Arakaki recuerdan: “entrábamos a las 9 y salíamos a las 4”. Almorzábamos ahí”. Continúa Hatsuko Arakaki: “a veces había cau-cau, tallarín saltado; de todo nos daban. También Nihon ryori. Aparte de eso, llevábamos en el bolso pan con mantequilla de la casa, por si acaso”. 

Por otra parte, Enrique Chinen recuerda el auditorio, que tenía capacidad para unas 1000 personas. Existía además un hospedaje para los profesores y campo deportivo para fútbol y béisbol (yakyu) y otro para vóley, en donde se celebraban los undokai. Los viernes en la tarde jugaban yakyu, que paralizaba prácticamente el comercio huaralino: las tiendas cerraban y la gente iba a verlos jugar. El equipo de yakyu de Chancay Nikko era famoso, como recuerda Francisco Oishii, también exalumno: “Teníamos buen director técnico y entrenábamos hasta oscurecer”. Su esfuerzo los coronó como los campeones del primer campeonato interescolar de la colonia frente a equipos de Lima y Callao. 

Para finalizar la semana, todos los alumnos participaban en la limpieza de la escuela los días sábado. Otras actividades eran los paseos de integración de verano (seiyukai) a la playa. Dentro de la plana docente, los exalumnos recordaron a los profesores Nakamura, Kobayashi, Adaniya y Ginju Igei, quien fuera padre del actual director del Museo de la Inmigración Japonesa al Perú. 

Peru Shimpo, miércoles 25 de abril de 2018
Era 1942 cuando comenzaron las deportaciones de japoneses de Perú a los Estados Unidos, incluyendo a los profesores japoneses. En Chancay Nikko quedó como director el profesor Jorge Chávez, quien había asimilado la enseñanza japonesa y que, a pesar de la coyuntura, aplicó todo el método de enseñanza de los profesores nihonjin, según recuerda su exalumno Enrique Chinen. 

Pasó la época de guerra y con ello, vino el olvido. Con un bulldozer, se ordenó demoler Chancay Nikko. Incluso, el busto de su benefactor, Amador del Solar, desapareció. Como testigos del hecho estuvieron las familias japoneses de la zona, incluyendo exalumnos así como la última cuidadora de la escuela, Lisida Ortíz. 

El video concluyó con los aplausos del público, entre directivos, invitados y nikkei huaralinos, seguido de un karaoke infantil interpretado por sensei Catalina Kuniyoshi con Kutsu ga naru. Conversatorio: ¿cómo nació el proyecto? Terminada la proyección, el maestro de ceremonias, Edwin Tenguan, dio paso al conversatorio a cargo de Rubén Sugano (gestor del proyecto) y acompañado de Jorge Igei (director del Museo de la Inmigración Japonesa al Perú Carlos Chiyoteru Hiraoka) y Gerardo Higa (productor audiovisual de Onigiri Producciones). 

Rubén Sugano, natural de Chancay, explicó que tenía unos 5 años cuando nació esta inquietud. Veía en su casa libros en japonés, una pizarra grande y hasta una bandera, pero su padre solo le decía: “eran del colegio japonés”. Años más tarde, Sugano conoció una referencia inexistente, que la gente usaba como paradero de buses: “Paradero del colegio japonés”. Pero no había ninguna escuela, solo veía chacra. Ya en Lima, fue que conoció a personas que le contaban historias sobre Chancay, dando sentido a todo lo que vio de niño. Pero ya no está la hacienda Esquivel y en su lugar hay un centro comercial. Tampoco está Inka Gakuen ni la gente con la que Sugano solía conversar; por lo que decide realizar este documental, antes que quede en el olvido. Finalmente, agradeció a la prefectura de Okinawa, que financió gran parte del proyecto así como a su esposa y a Gerardo Higa, quien lo acompañó en esta travesía. 

La parte histórica estuvo a cargo de Jorge Igei, director del Museo, en donde hizo un recuento de los principales hechos de nuestra historia, como la llegada de los inmigrantes en 1899, la creación de la primera escuela japonesa ubicada en la hacienda Santa Bárbara (Cañete) en 1908 y de los que aparecieron posteriormente: Lima Nikko (1920), Callao Shogakko (1926, actual José Gálvez), entre otros. Gerardo Higa de Onigiri Producciones explicó la parte técnica del documental, el cual demoró aproximadamente un año, en donde se buscó a los entrevistados, los lugares y la historia. Los panelistas recibieron diplomas de reconocimiento de manos de Akira Yamashiro, consejero de APJ. 


Final emotivo
Sensei Kuniyoshi finalizó la velada con Shiawase nara te wo tatakou, con la participación entusiasta del público. El brindis de honor estuvo a cargo de un emocionado Eduardo Yanahura, presidente de APJ, quien recomendó el documental como material de uso en los colegios nikkei. “Sabemos valorar lo que hicieron los primeros inmigrantes”. En la parte posterior del auditorio, se exhibieron algunos objetos relacionados con la escuela Chancay Nikko, como un reloj de pared, el proyector en donde se encontró unas cintas con imágenes de la escuela y que fueron incluidas en el documental.

(Artículo escrito originalmente para el diario Peru Shimpo, edición del día miércoles 25 de abril de 2018).

domingo, 15 de abril de 2018

Cuando los hogares tienen fecha de vencimiento en Japón

Lima aún continúa con el boom inmobiliario que comenzó hace casi una década atrás. Con carteles de “se vende” o “se alquila”, encontramos casas viejas o departamentos de estreno por todas partes. Ante la falta de oferta, Lima incluso se está llenando de edificios que se levantan de la noche a la mañana. 

Diario Peru Shimpo, 13 de abril 2018
Por otro lado, Japón ya pasó por una experiencia similar. En la actualidad, los precios de los terrenos en Japón han comenzado a subir. Aunque este aumento no es significativo, refleja un futuro optimista para el sector: el precio de los terrenos comerciales en todo Japón subió un promedio de 1.9% el año pasado, mientras que para los terrenos residenciales fue de un 0.3% . Por primera vez después de 26 años, comenzaron a subir los precios de los terrenos fuera de las grandes urbes como Tokyo, Nagoya y Osaka. Esto se debe principalmente al creciente número de extranjeros que visitan Japón cada año y que en el 2017 alcanzó su cifra más alta: 28.7 millones. Para este 2020, en donde Tokyo será la sede de los Juegos Olímpicos, Japón prevé duplicar esa cifra en 40 millones. Los preparativos ya han comenzado con la construcción de rascacielos, hoteles, instalaciones y servicios y con ello, la demanda de terrenos aumenta. 

Prácticamente, la presencia de extranjeros estaría revitalizando el sector inmobiliario en Japón. Pero el “boom inmobiliario” de Perú contrasta con el que se vive en Japón. Mientras que en Perú existe una falta de oferta inmobiliaria, en Japón abundan las propiedades abandonadas (akiya). 

Se construyen nuevas casas, pero se abandonan otras 
Japón es un país de longevos, en donde las “muertes solitarias” reflejan una realidad preocupante. Muchos ancianos mueren en soledad, porque no tienen descendientes directos o si los tienen, apenas tienen contacto con ellos. Cuando fallecen, sus hogares pasan a ser propiedades, en muchos casos, no reclamadas, convirtiéndose en viviendas abandonadas o akiya durante décadas. 

Las “muertes solitarias” son solo la punta del icerbeg de este problema. En el 2017, por ejemplo, los akiya representaban cerca del 11% de la superficie de Japón (41 000 km2), mayormente ubicados en las regiones rurales . Existen diversas razones, estrechamente relacionadas entre sí, por las que las viviendas japonesas pierden a sus ocupantes: las migraciones que ocurren del campo a la ciudad (en donde los hijos dejan sus hogares de origen) o la falta de interés o recursos para regularizar la situación de la propiedad por parte de los herederos (quienes en su mayoría ya poseen un lugar para vivir en el momento que heredaron la propiedad de sus padres). En cualquier caso, resultaría más rentable abandonar una propiedad heredada que venderla. 

Aunque la teoría afirma que cuando el suelo es escaso, los precios aumentan el valor del terreno y de la infraestructura, esto no se cumple en la práctica. Lo que realmente debe entenderse es que el precio del terreno se fija a partir del precio del inmueble que pueda construirse en él . En esto tiene que ver mucho con la idiosincrasia japonesa. 

En Japón, las viviendas están hechas para durar… solo 30 años. Resulta paradójico creer que un país desarrollado, que tiene el concepto de “mottainai” y del reuso y reciclaje, pueda seguir el principio del “scrap and build” (destruir y construir), en donde las viviendas serían descartables. 

El principio del “scrap and build” nació, prácticamente, del crecimiento urbano acelerado, en donde urgían viviendas para una sociedad que quedó devastada por la guerra; prevaleciendo la cantidad sobre la calidad. Pero con el tiempo, los sistemas y técnicas de construcción han mejorado y se han actualizado, debido a la naturaleza misma de Japón, en donde sus viviendas se ven afectadas constantemente por tsunamis y terremotos. Cada 10 años, caducan las regulaciones de construcción japonesas y muchos optan por construir nuevas edificaciones antes que renovarlas . Además, por las creencias animistas propias de Japón, muchos japoneses evitan las viviendas en donde hayan ocurrido anteriormente algún homicidio o suicidio, conocidas como “viviendas estigmatizadas” o wakeari bukken. Por todo esto, las viviendas de segunda mano resultarían poco atractivas para los posibles compradores. En el 2017, el 90% de las casas vendidas en Japón eran de estreno y apenas un 10% eran de segundo uso; contrastando con lo que ocurre en occidente, en donde es lo contrario. 

A pesar de que Japón es un país longevo y que por la contracción demográfica (hay más fallecimientos que nacimientos) disminuye su población, esto no ha afectado a la construcción de nuevas viviendas. Aunque el “scrap and build” afecta positivamente a ciertos sectores (construcción e inmobiliario), podemos ver sus consecuencias en la actualidad: propiedades abandonas en Japón y desde el punto de vista ecológico, se producen más desechos provenientes de la demolición. 

Consciente de esta situación, Japón ha comenzado a replantear sus políticas y ha adoptado ciertas medidas para aumentar la venta de las propiedades de segunda mano. Para comenzar, se ha dispuesto que los agentes inmobiliarios faciliten toda la información disponible sobre las casas de segunda mano a los futuros compradores, incluyendo los resultados de cualquier inspección realizada, a fin de evitar ambigüedades sobre la propiedad. Otra propuesta que se plantea es la reducción de los impuestos relacionados con la adquisición de una vivienda de segunda mano (alcabala en el Perú) así como ofrecer mayores facilidades al solicitar préstamos bancarios. Con todos estos incentivos, lo que se quiere conseguir es impulsar la compraventa de viviendas usadas. 

No podemos negar que a través del principio del “scrap and build”, las ciudades de Japón han crecido visualmente para Occidente. Como su infraestructura está en constante cambio, Japón contrasta con la realidad de muchas ciudades en Latinoamérica, que adolece de viviendas precarias o tugurizadas por varias generaciones ante el aparente desinterés de las autoridades locales. Pero para Japón, ya es momento de replantear este principio, sobre todo si se aplica en una sociedad que ha crecido en infraestructura, pero no en habitantes.

FUENTES:

Reuters (2018)
The Economist (2018)
GARCÍA MONTALVO, José (2007). Algunas consideraciones sobre el problema de la vivienda en España.
Elisabeth Braw-The Guardian (2014)

(Artículo originalmente publicado en el diario Peru Shimpo el día 13 de abril de 2018)

TAKAYAMA UKON: EL BEATO QUE SE ACERCÓ AL CRISTIANISMO A TRAVÉS DEL CHADÓ

Ha pasado poco más de un año (febrero 2017) desde la beatificación de Justo Takayama Ukon y su nombre apenas resuena entre los fieles católicos nikkei. No ha hecho milagros, pero su propia vida refleja un ejemplo de fe en medio de las adversidades, persecuciones y exilio. Aunque es conocido como el “samurái de Cristo”, Takayama Ukon reemplazó su espada por la fe. Como ferviente practicante, dio un significado espiritual al chadō (ceremonia del té), el cual facilitó su acercamiento al cristianismo de Occidente. 

En plena época de enfrentamientos entre daimios (señores feudales) por el poder político de Japón, nació Takayama Ukon (Hikogorō Shigetomo) en 1552 en la antigua provincia de Settsu (actual parte sureste de Hyogo y norte de Osaka). El padre de Ukon, Takayama Tomoteru, era daimio del castillo de Sawa (actual Nara), en donde vivía junto con su familia. En 1564 se reunió con el jesuita Ryosai Lorenzo para debatir sobre religión. La exposición del jesuita fue tan consistente, que Tomoteru terminó aceptando el cristianismo y pidió el bautizo junto con su familia. Tomoteru adoptó el nombre cristiano de Dario y su hijo Ukon, Justo, quien en ese entonces tenía 12 años. Había transcurrido 14 años desde la llegada de San Francisco Javier y el cristianismo al Japón.

Artículo publicado en el diario Peru Shimpo (marzo 2018)
A pesar de ser kirishitan samurai (samurai de fe cristiana), padre e hijo continuaron sirviendo al daimio, teniendo la libertad de practicar y difundir su fe. Sirvió a los daimios Oda Nobunaga y Hideyoshi Toyotomi, dos de los grandes unificadores de Japón del siglo XVI. Por propios méritos, Takayama Ukon recibió de Oda Nobunaga el castillo y feudo de Takatsuki (Osaka). Se destacó por su capacidad para liderar y administrar. Pero a la par, siempre lo acompañaba su profunda fe religiosa. 

Cuando Ukon se convirtió en el daimio de Takatsuki, construyó una iglesia y un seminario en el centro de su territorio. En 1576, apoyó al padre Gnecchi-Soldo Organtino en la construcción de la primera iglesia cristiana en Kyoto: Nossa Senhora da Assunção (conocida como Nanbanji o el templo de los bárbaros del sur). De esta iglesia, solo queda la campana como recuerdo. Fue destruida en 1588 tras el edicto de Toyotomi Hideyoshi que expulsaba a los cristianos de Japón. Según los registros de la época, la arquitectura de la iglesia era al estilo romano, pero incluía una habitación japonesa con tatami y otra destinada para la ceremonia del té, de la cual Takayama Ukon era muy aficionado por sus orígenes nobles. 

A la muerte de Oda Nobunaga en 1582, le sucedió en el poder Toyotomi Hideyoshi. Ukon le mostró su apoyo, sin imaginar que no seguiría la política de su antecesor. En 1587, Toyotomi emitió el primer edicto anti-cristiano, ante la sorpresa de los misioneros europeos que se encontraban en Japón. Afirmaba que “Japón es un país de dioses nativos” y acusaba a los misioneros de “destruir los templos budistas y santuarios sintoístas”. Si se descubría que alguien tenía en su poder imágenes religiosas, era torturado y asesinado. La fe se pagaba incluso con la crucifixión. 

En 1614, se promulgó oficialmente la expulsión de misioneros extranjeros y cristianos japoneses. Hasta 1873, Japón mantuvo una política de persecución contra los cristianos. En diciembre de 1614, Takayama Ukon fue exiliado a Manila, junto con su familia y otras 300 personas más. Antes de su exilio, Hideyoshi Toyotomi le dio una última oportunidad. Pero Ukon no quería renunciar a su fe y prefirió abandonar sus posesiones y privilegios en Japón antes que cometer apostasía. Al llegar a Manila, fue recibido como un mártir viviente. Pero el largo viaje hasta Manila, que había durado 43 días (20 días más de lo habitual), lo debilitó tanto que sucumbió ante una alta fiebre. Falleció a la edad de 62 años. Cada 3 de febrero se conmemora su fallecimiento en el calendario católico. 

Además de estratega militar y cristiano, Takayama Ukon fue uno de los siete discípulos de Sen no Rikyū, maestro del chadō. Siendo uno de sus Rikyushichitetsu (“los siete de Rikyu”, de los cuales 5 eran cristianos), Ukon fue quien refinó el chadō en una ceremonia más calmada y con movimientos ceremoniales que podrían asemejarse a la Eucaristía. Curiosamente, la llegada del cristianismo a Japón coincidió con el tiempo del perfeccionamiento del chadō. Para Ukon, la paz interior y el recogimiento era necesario para saber decidir sabiamente en situaciones difíciles. Para él, el chashitsu (cuarto de té) era su refugio, cuando necesitaba meditar y encomendarse a dios. 

Repasando la historia, veremos que el budismo y los samurái tienen una conexión muy estrecha con el té. La costumbre de beber té se remontaría a China, desde donde fue traído en el siglo XII. Los monjes budistas Zen solían beber té para aplacar la somnolencia que amenazaba sus largas horas de meditación. En Japón, los samurái fueron quienes crearon algunas reglas para beber té. Para el siglo XV, el monje budista Murata Shuko definió los fundamentos de lo que ahora conocemos como chadō, los cuales fueron desarrollados posteriormente por el maestro del chadō, Sen no Rikyū. 

En el chadō, encontraremos una mezcla de filosofías budistas, taoístas y confucionistas que nos acercarían a nuestra parte espiritual. El budismo implica pureza y desprendimiento, el taoísmo enfatiza la idea de vivir en armonía y el confucionismo se enfoca en el orden correcto en el universo. En cada encuentro de chadō, se da el ichi-go ichi-e (“una vez, un encuentro”), que recuerda a los participantes que cada reunión es irrepetible y única, siendo una experiencia valiosa. El chadō nos permite interactuar con otras personas, mientras apreciamos la simplicidad de lo estético en el ambiente y los utensilios. Esto nos da paz interior. En la actualidad, en el chadō ocupan un papel principal los principios que estableció Sen no Rikyū: armonía (wa), respeto (kei), pureza (sei) y tranquilidad (jaku). 

FUENTES: 
Takayama Ukon (website), Fernando García: El arte del té en Japón (1997), Javier González y Sandra Morales: Kôten: Lecturas cruzadas Japón-América Latina (2005), Emil Jurcan: A Comparative Study on Eucharist and the Sacred Foods of the Major Religions (2014), N. Frances Hioki: Silent Dialogue and “Teaism” (2013).

(Artículo publicado originalmente en el diario Peru Shimpo, el 30 de marzo de 2018)

jueves, 9 de noviembre de 2017

LOS NISEI NO SABEN PIROPEAR

¿Los hombres nikkei saben piropear?
Realmente, no lo sé.
A decir verdad, ¿a qué podemos llamar "piropo"?
Creo que depende de la persona y la situación.
A veces, un inofensivo piropo puede arrancar un "¿Qué le pasa a este confianzudo?" más que uno bien subidito de tono.

Es un tema muy curioso y hasta banal.
Sean nikkei o no, todos los hombres tienen su propia forma de demostrar su galantería. Algunos son más directos y otros, tímidos, así de simple. Quizás sea cuestión de timidez o respeto.

Pero hace unos 50 años atrás, la sociedad nikkei aún conservaba aquella forma de pensar de muchos issei: "Tu eres nisei" y con esto, venía todo lo demás (prejuicios generacionales de los issei).

Esa brecha (no tan) imaginaria entre los nisei y los no-nisei, se reflejaba en artículos como el que comparto en este post y que se publicaban en revistas de la colectividad japonesa de aquellos años.

"Los nisei no saben piropear" es el título del artículo que resume al típico nisei peruano de los años 60.

Fuji. Año 1. N.°2. Junio 1963. Pp. 14-15


El principal culpable: la timidez de los chicos.
Y si la chica es bonita, ¡peor para él!
[...] Para el mundo femenino, aquel de las chicas menudas, finas y de piernas bien formadas, los nisei son tímidos. Algo más: son cortos de palabra [...].

Esta afirmación se basa en una encuesta realizada a 150 chicas nisei entre 19 y 23 años de edad en promedio. Según la revista Fuji: "[...] nos puede dar un estimado acerca de lo que piensan las chicas de los muchachos [...]".
Aunque afirma, también, que las chicas nisei son tímidas (31 se abstuvieron de opinar).

El galanteo del nisei se basa en "el despacito se llega lejos" (yukkuri, yukkuri -despacito, despacito- como dirían los issei).
Y la cosa se pone mejor, si la chica de sus sueños trabaja en la misma oficina que él o en la tienda o restaurante que suele frecuentar:
[...] Cuando se trata de una chica que trabaja o vive en un establecimiento comercial, se convierte en el asiduo cliente. Pasan los días y es muy difícil, salvo raras excepciones, que le dirija la palabra.[...]

Las escenas románticas que veía en el cine, en donde el amor nace de un encuentro casual en la calle, quedaban solo en eso.
En la realidad, si el nisei veía pasar a una linda nisei, se conformaba con solo verla pasar. ¡Y eso...!:
[...] El nisei, señalan, no es el muchacho que tropieza con una chica en la calle y la sigue, apenas la contempla. Claro que admirando la belleza, el garbo o el físico de la chica. Pero de ahí no pasa.[...]

Porque el enamoramiento no es espontáneo para los tímidos nisei, sino que hay que trabajarla, como en toda relación:
[...] las chicas han manifestado asimismo que los muchachos nisei encuentran mejores oportunidades de enamorar porque la chica de sus sueños se encuentra, casi siempre, en un lugar permanente. Siempre la ha conocido en una tienda, en la oficina o en el campo. No, como otros, que la conocen en plena calle… y empieza el “abordaje” [...]

A veces las palabras pueden fallar.
El nisei no sabe cómo abordar a la chica, pero si habla sobre el clima, nunca falla, según él.
Aunque en la realidad, las chicas nisei sueñan con una buena labia que las conquiste y no con un reporte del Senamhi.
[...] El “hace calor” o qué frío verdad?” se repite en las conversaciones. Y eso es lo que hace rabiar a las chicas. Para ellas, casi todas admiradoras, de Rock Hudson, los muchachos deben ser desenvueltos. Que sepan hablar, que hagan agradable una tertulia.[...]

La verdad es que, el joven nisei es parco. Su timidez limita su actuar y hasta sus palabras.
[...] los niseis no saben piropear porque son parcos. “Apenas si pronuncian el buenas noches”, dijo una vivaracha muchacha de 19 primaveras. Para las niseis, los muchachos rara vez empiezan una conversación. O si están en una conversación, se convierten en excelentes auditores. Pero nunca inician o tienen temas para las conversaciones. [...]

Y si el nisei es tímido hasta para decir "ohayo" (buenos días), las cartitas o papelitos son su salvación.
[...] Así, [un sector de las chicas] manifestaron que por medio de papelitos cursados por intermediarios, han expresado sus sentimientos a determinadas muchachas. Por cierto que algunos han tenido éxito, Pero no todas las chicas están acostumbradas a admirar al caligrafía de un muchacho [...]


Pero, y a todo esto, ¿qué decían las chicas nisei?
Aunque soñaban con un chico galante y con buena labia, siempre tenían sus pies sobre la tierra.
Muchos de estos tímidos nisei conseguían el tan esperado "sí, acepto" de las chicas, gracias a una "ayudadita" extra de los propios padres:
[...] Las chicas han manifestado, sin tapujos, que ello se debe en gran parte a la actividad de los padres. Son ellos, quienes siguen siendo moldes clásicos, logran concertar el matrimonio.[...]

Como pasaba con muchos de los nisei, este enamoramiento terminaba en la mayoría de los casos, en matrimonios concertados, algunos con un final feliz y otros, no tanto. En este último caso, los hijos o la rutina misma del matrimonio lograban, con los años, el tan anhelado "amor de pareja". Y muchos fueron felices así.
[...] Para ellas, el amor raras veces existe en este tipo de matrimonio.
“Tal vez con el tiempo logren conocerse y amarse”, fue la respuesta de una chica voleibolista, de agraciada figura.[...]

Aunque hay otras chicas nisei, que se mantienen optimistas y creen que el verdadero amor sí existe.
[...] “Pero felizmente, eso ya está pasando”, respondió a su vez, una chiquilla de trenzas, que apenas frisa en los catorce años. El horizonte se le presenta bello y romántico, a esta muchacha de mejillas sonrosadas.[...]


Realmente, creo que actualmente aún muchos chicos nikkei -sean nisei, sansei, etc.- son tímidos.

¿Que sepan piropear? ¿Que den chocolates y flores?
No sé, pero creo que son pocos.
No he visto hasta ahora a nikkei en la calle, con flores, osito y chocolates en la mano. Y menos, he escuchado frases románticas como aquellas que se decían en las películas mexicanas.
Y las cartitas de amor... Ya todos sabemos.
 Han sido desplazados por los Whatssap y el Face con los emoji de corazoncitos y hasta los memes que nos sirven como tarjeta de cumpleaños, aniversario y hasta del Día de los Enamorados.
Hasta con solo un click, ya dijiste mucho.


En fin. Creo que ahora los que son tímidos, ya no tienen excusa para demostrar su amor o atracción.

Personalmente, cada uno sabe cómo piropear y enamorar.


Mi pareja no es de darme cartitas ni darme flores.

Él lo demuestra a su modo.
Me cuida cuando estoy mal, hemos pasado momentos malos y buenos, y aún así, seguimos juntos. Incluso, me acompaña a ir de shopping.

Mi pareja me acompaña a recorrer todas las tiendas del Real Plaza de Salaverry y a subir los 3 niveles de ropa, una y otra vez.

"Hasta que encuentres lo que busques", me dice.
Qué más les puedo decir.
Que me diga que quiere acompañarme de shopping, es el mejor piropo que puedo recibir.


Aquí comparto el artículo completo "Los nisei no saben piropear", publicado en la revista Fuji de 1963.




LOS NISEI NO SABEN PIROPEAR


   Hay una irónica y a la vez cruel realidad: los nisei no saben piropear. Esto que a simple vista puede parecer broma, ha sido corroborado por ciento cincuenta chicas.

   Pero las chicas niseis no han tomado esta realidad con un amargor en los labios. Simplemente, han sonreído. Tal vez porque antaño fue la característica de los niseis.

   Para el mundo femenino, aquel de las chicas menudas, finas y de piernas bien formadas, los nisei son tímidos. Algo más: son cortos de palabra.

   FUJI, durante 25 días, compulsó la opinión del sexo femenino. La labor no fue tan fácil que digamos. Porque las chicas también tienen de tímidas.

   La encuesta se hizo en diferentes sectores laborales. Se abordó por igual a la oficinista que semanalmente se hace peinado, como también a la chica que se pasa un peine e inmediatamente está detrás del mostrador.

   Se preguntó también a la universitaria que comparte el interés de los libros por un príncipe azul, así como también a la diestra peinadora que vive en un mundo de manicura, maquillaje y peinados “bombé” y “gato”.

   Por cierto que muchas se abstuvieron de prestar declaraciones. Pero en su mayoría, la respuesta fue una: no saben piropear.

   El equipo de redactores de FUJI, apenas apareció el primer número, se lanzó a las calles en busca de la opinión de las chicas niseis. He aquí el resultado de esa encuesta.

   Tal vez ésta no represente el verdadero sentir de las chicas nisei. Tal vez, también, carece de las técnicas de que está revestida toda encuesta. Pero creemos que al menos nos puede dar un estimado acerca de lo que piensan las chicas de los muchachos.

   Sin duda alguna, a quienes más ha de servir esta encuesta, es a los muchachos. Porque los obligará a comprar diccionarios y a decir cosas bonitas. 

Son tímidos
   Para la mayoría de las chicas, algo así como 45.33 por ciento, los muchachos niseis no saben piropear porque son tímidos.

   Señalan que muchas veces les gusta una chica, pero se conforman con mirarla. No se atreven a dirigirles la palabra. Sin embargo, están perdidamente enamorados de esa chica.

   Las chicas han manifestado asimismo que los muchachos nisei encuentran mejores oportunidades de enamorar porque la chica de sus sueños se encuentra, casi siempre, en un lugar permanente.

   Siempre la ha conocido en una tienda, en la oficina o en el campo. No, como otros, que la conocen en plena calle… y empieza el “abordaje”.

   El nisei, señalan, no es el muchacho que tropieza con una chica en la calle y la sigue, apenas la contempla. Claro que admirando la belleza, el garbo o el físico de la chica. Pero de ahí no pasa.

   Cuando se trata de una chica que trabaja o vive en un establecimiento comercial, se convierte en el asiduo cliente. Pasan los días y es muy difícil, salvo raras excepciones, que le dirija la palabra.

   Pero, ¿cómo es que hay tantos y tantos matrimonios niseis? Las chicas han manifestado, sin tapujos, que ello se debe en gran parte a la actividad de los padres. Son ellos, quienes siguen siendo moldes clásicos, logran concertar el matrimonio.

   Pero, ¿el amor no cuenta?

   Para ellas, el amor raras veces existe en este tipo de matrimonio. “Tal vez con el tiempo logren conocerse y amarse”, fue la respuesta de una chica voleibolista, de agraciada figura.

   "Pero felizmente, eso ya está pasando”, respondió a su vez, una chiquilla de trenzas, que apenas frisa en los catorce años. El horizonte se le presenta bello y romántico, a esta muchacha de mejillas sonrosadas.

Son parcos
   Para el 19.33 por ciento de las chicas encuestadas, tanto en las oficinas como en las bodegas, bazares, el campo, etc., los niseis no saben piropear porque son parcos. “Apenas si pronuncian el buenas noches”, dijo una vivaracha muchacha de 19 primaveras.

   Para las niseis, los muchachos rara vez empiezan una conversación. O si están en una conversación, se convierten en excelentes auditores. Pero nunca inician o tienen temas para las conversaciones.

   El “hace calor” o qué frío verdad?” se repite en las conversaciones. Y eso es lo que hace rabiar a las chicas. Para ellas, casi todas admiradoras, de Rock Hudson, los muchachos deben ser desenvueltos. Que sepan hablar, que hagan agradable una tertulia.
   
   Pero, ¿y los que saben hablar…?
   
   "Pues han tenido suerte y han conquistado buenas chicas”. Esta fue la respuesta de ellas.

Mandan papelitos
   Un sector de las chicas, dentro de las 150 interrogadas, ha señalado que como son tímidos o parcos, se basan en papelitos para demostrar sus sentimientos. 

   Así, manifestaron que por medio de papelitos cursados por intermediarios, han expresado sus sentimientos a determinadas muchachas. Por cierto que algunos han tenido éxito, Pero no todas las chicas están acostumbradas a admirar al caligrafía de un muchacho.

   Sin embargo, muchos de los niseis son estudiantes universitarios que hacen amplia vida social. Que frecuentan diferentes esferas.


[Revista Fuji. Lima. Año 1. N.°2. Junio 1963. Páginas 14-15]

viernes, 3 de noviembre de 2017

"MI NOVIO NO ES NISEI”

Parece el título de una fotonovela, pero fue (o hasta ahora es) una realidad que inquietaba a muchos jóvenes nisei cuando su pareja era “dojin”.
¿Era un tabú de los “viejos”? Sí, sobre todo de los issei más conservadores, pero que influyó en las vidas de muchos nisei y hasta sansei. 

Incluso en esa época en que se escribió este artículo que comparto en este post (año 1964), el tabú de “dojin con nihonjin” aún era polémico entre la colonia nikkei , que paradójicamente ya empezaba a mostrar los primeros síntomas de rebeldía con su época “a-go-go”. Pero las costumbres eran más fuertes y no era fácil rebelarse contra este tabú. 

Revista Sakura. 1964







Muchos issei tuvieron malas experiencias con los “dojin” en sus primeros años de inmigración, más que nada, por la diferencia cultural entre ambos que provocaba toda suerte de malentendidos. Rápidamente se esparció como pólvora eso de “dojin es malo”. 

Muchos de estos issei trataban de que sus hijos se casaran con otro nisei (o issei) o si no, forzaban la situación, presentándoles a otros jóvenes de su mismo sonjin o a los hijos de sus paisanos. Por eso es que ahora vemos que muchos de nosotros tenemos padres nisei con el mismo apellido (“es que venimos del mismo sonjin”) o la clásica “en la colonia todos se conocen”, porque justamente, el papá de uno resultó ser el tío del amigo y que fue vecino del primo que veían en la misa del mes del tío. Algo así. 

Y los nisei que no cumplían con los deseos de sus padres, pasaban lo mismo que le pasaba a la protagonista de este artículo, que parece ser un personaje ficticio creado para retratar este tabú sin levantar polémica. A manera de carta de una preocupada lectora que exponía su caso y en donde ella misma se aconsejaba, este artículo pretendía exponer el caso y aconsejar a todos aquellos jóvenes en la misma situación. 

Para esta joven nisei: “[….] El enamorarse de un criollo, significará para quien lo diga: el rechazo de la familia, la compasión de los amigos y la curiosidad de los conocidos. Significará esto también, que por ello me veré privada del calor y del regocijo familiar del que toda muchacha anhela rodearse el día de su boda? [….]”. 

Esa desconfianza que les comenté anteriormente, la expone tal cual, sin pelos en la lengua (para esa época): “[…] Si es un nisei, basta decir el nombre y aunque no se le conozca se deduce que es un buen muchacho, pero si no es nisei, entonces no importará tanto el nombre como la profesión o el lugar donde trabaja […]”. 

Pero así era la realidad en general. Para algunos, más estricta que para otros. Aunque en voz bajita, esta joven nisei intenta rebelarse: “[…] Ud. seguramente defendiendo el sistema de caparazón de la colectividad. Suponen Uds. seguramente, que la colectividad japonesa debe mantenerse alejada del contacto virulento de los criollos? Si es así, mal hacemos en continuar aquí. Entendamos de una vez que un criollo es tan igual que un nisei […]”. 

Pero también, se pone en el lugar de los mayores (issei), en donde esta desconfianza hacia los “dojin” no ha sido gratuita: “[…]Es cierto que ha habido casos lamentables, que quizás no hallen disculpas […]”. 

Aunque, también se pone fuerte y otra vez, llama a la reflexión: “[…] ¿Y piensan que sería ilógico y hasta inconcebible que sus hijos pudieran tener nada más que amistad con un “doyin”? […]”. 

Esta joven no sabía realmente qué hacer. Aunque no descarta el diálogo con sus padres, apelando a la empatía: “[…] Sí, he pensado, y mucho, en decirles la verdad. Primero, hablar a mi madre que como mujer, creo, ha de entenderme mejor, y luego a mi padre. Pero, ¿me comprenderán o tan sólo se encerrarán en su desmedido orgullo de raza y me negarán toda oportunidad de conocerlo? […]”. 

Y si todo falla, hasta considera huir con su pareja, aunque luego reflexiona: “[…] Tan solo el recuerdo de las desconocidas compañeras que viven mi misma historia, me dan fuerzas para resistir el imperioso deseo de elegir el camino más fácil: el de la huida. Pero, no,… huir ahora, sin explicaciones, sería como darles a los que se oponen una base más sólida para sus razones, porque a sus ojos sólo así merecerán culminar estos sentimientos por un criollo. Mientras haya una esperanza de lograr su comprensión, y debe hacerla, la huida no será el mejor camino. Iniciar una nueva vida llevando sobre nosotros la maldición paterno, “No”... […]”. 

Al final, esta joven no nos cuenta qué decisión tomó, pero invoca a la reflexión, tanto para los padres como los hijos. 
Bueno, yo he conocido a mi oji paterno y oba materna y la característica que ellos tenían era el silencio. 

Así como una vieja película japonesa en donde dos obasan se miraban en silencio, frente a frente, porque han vivido tanto que ya las palabras estaban de sobra. Ese tipo de silencio. 
O a veces, hay ese silencio que es para no mostrarse débiles ante nosotros, en donde sus penas y preocupaciones se las guardaban. Solo les queda dar órdenes sin mucha explicación “porque ellos no van a entender”, como una vez escuché a mi mamá. Y algunas veces, nosotros malinterpretamos este silencio. 

Pero este silencio o la imposición de órdenes sin dar explicaciones por parte de muchos issei, esconde un trasfondo más humano que es difícil de desenvolver. “No van a entenderme”. 

Por esto, creo que este artículo escrito en 1964 fue la mejor manera de retratar este tabú de “mi pareja no es nisei”, en donde se convertía en la voz de la conciencia, tanto para padres como hijos, separados por un imaginario abismo que se confundía por respeto, en muchos casos. 

El diálogo franco y sincero entre padre e hijo, muchas veces era inexistente entre los nisei e issei. Esto mismo me pasó a mí con mi mamá, y ella, con su mamá (oba). Bueno, recién cuando ya era toda una adulta, pude reducir ese abismo entre mi mamá y yo. Un abrazo espontáneo o una conversación sincera, realmente, pueden hacer milagros. 

¡Qué épocas la de nuestros padres! ¿no? Ahora, ya esa inquietud de que "mi pareja no es nisei" llamaría la atención, pero de lo extraño que sonaría en estos tiempos. ("¡Eso es cosa del pasado!", dirán casi todos). 

Comparto con Uds. este curioso artículo de 1964, cuyas páginas restantes están en la parte de comentarios.


FUENTE: 
Revista Sakura. 15 de enero al 15 de febrero de 1964. Año I, N.° 6, Págs. 3-5.


Publicado en el Fanpage de Jiritsu, el 02-NOV-2017

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Así fue cómo me refugié en mi adicción (y nació Jiritsu)

Cuando me sirvo café, me lo sirvo tan ralito que parece ochá. Más que una preferencia, es por costumbre. En invierno, tomo más de cinco tazas de ochá, perdón, café. Lo hago tan ralito que, en realidad, solo serían 2 tazas al día. 
Por el título de este post, ya habrán adivinado cuál es mi adicción. Sí, sería el café, una de ellas. 
De las tres adicciones que han marcado mi vida, están el café y el cigarrillo.

Cuando viajé a Nihon por primera vez, me gustaba tomar café en lata y fumar Marlboro. No podía empezar el día sin mi lata y mi cigarrito. 
Cuando se me hacía tarde para trabajar, metía mi bento (almuerzo) en mi mochila, mi lata de café y mi cajetilla. No desayunaba en la casa, sino en la calle, caminando. Tomaba mi lata de café y comía mi quequito en bolsa. 
Al llegar a la fábrica, prendía un cigarrito antes de entrar al genba (área en donde yo trabajaba). “Para darme fuerza”, pensaba dentro de mí. 

Así eran todos los días. Hasta que un día me quedé sin café. Me había olvidado de comprar y ya se me hacía tarde para ir a una tienda o máquina. Me fue fatal en la fábrica. Trabajé con dolor de cabeza y me sentía muy ansiosa. En la noche, ni bien llegué a la casa, pasé por una máquina y compré una lata de café. Me la tomé rapidito. El dolor de cabeza desapareció en un 2 por 3. 
No podía creerlo. Me había vuelto adicta a la cafeína por tomar una lata diaria de café. Para que no vuelva a pasar esto y sentir los efectos de la abstinencia, empecé a comprar six packs de latas de café. Así nunca más me pasaría lo mismo. 

Realmente, no sé cómo lo hice.
Han pasado más de 10 años desde que estuve en Nihon y ahora, puedo estar sin una gota de café al día. No me acuerdo cómo logré cortar con esa adicción. El cigarrillo, más que adicción, más bien creo que fue por costumbre. 

Realmente, podía pasarme días sin probar uno y no sentía nada. Recuerdo que mi oba fumaba en la casa. No recuerdo la marca, pero ella solía fumar, mientras miraba al vacío. Creo que estaba pensando o recordando algo y el cigarrillo acompañaba sus pensamientos (o sus penas). Recordando al hijo que perdió en la guerra o la familia que dejó por la guerra, no sé. 
A ella no le gustaba hablar sobre sus cosas. Mi mamá me dijo que oba solo fumaba para acompañarse, para no sentirse sola en sus pensamientos. De un momento a otro, dejó de fumar y no pasó nada. 
Realmente, mi oba no era adicta a la nicotina. Quizás por eso, yo también fumaba y lo dejaba sin problemas. Podían pasar años hasta el siguiente cigarrillo y no pasaba nada. (Ahora, ya no fumo, por si acaso...). 

La otra adicción, que no puedo dejar, es escribir. Cambié una adicción (o mejor dicho, cambié dos adicciones por otra). Cuando me preguntaban “¿cómo nació Jiritsu?”, yo siempre respondía, “porque había llevado cursos y no quería desaprovecharlos, así que los volqué en un blog”. Esa era mi razón, lógica y fría.

En el camino, fui recordando muchas cosas sobre mi oba. Recuerdos que se encapsularon en el tiempo y que despertaron justo en el momento que más necesitaba. Hace unos 5 ó 6 años, no recuerdo bien, yo estaba sentada frente al mismo escritorio en el que estoy ahora, escribiendo un nuevo post para el blog. Pero la situación era distinta. 

Hace unos 5 ó 6 años, mi tía, que vivía con nosotros, estaba postrada en cama. Le habían diagnosticado demencia senil, pero al final, descubrieron que era depresión. Era una enfermedad que muchos nikkei mayores padecían, pero cuyo diagnóstico era confuso y se generalizaba como demencia. En esa época, nadie quería cuidarla, salvo yo. “Si está en la casa, no creo que sea tan difícil”, pensé. 

Hasta me sorprendió cuando un geriatra me recomendó que no la cuide sin ayuda, porque yo podría terminar mal. No sabía qué significaba eso. Tenía que atenderla, bañarla, darle de comer; en fin, hacer todo y, “encima”, como siempre le decía a mi mamá, tenía a un familiar que no quería ayudarme con mi tia, viviendo en la misma casa. Tenía un hermano mayor con el que podía contar, pero estaba de viaje. Estando lejos, poco podía ayudarme. 

Pasó como un año y creo que yo terminé deprimiéndome. Andaba irritada y me ponía a llorar del cansancio, porque además de cuidarla, tenía que buscar trabajo. Recién había terminado la universidad. En casi un año, no podía encontrar trabajo. No sé cómo empezó todo. 

Un día prendí el internet y vi cómo hacer blogs. Había llevado cursos de historia fuera de la universidad y quise sacar provecho. Me gustaba escribir y dibujar. Por primera vez, después de tantos años, hacía lo que me gustaba. 
Realmente, mi vida no fue fácil, así como la de muchos. Voy a compartir con ustedes algo sobre mí. 

Yo viajé a Nihon porque quería ahorrar y terminar mis estudios, pero al final, terminé enviando remesas a mi casa para ayudar a mi mamá, así que no pude ahorrar. Ya estaba avanzando en Nihon, pero al tercer año, mi mamá tuvo un accidente y como sea, me regresé a Perú. Yo tenía trabajo y hasta mi propio departamento en Nihon, pero dejé todo para ver a mi mamá. Mi hermano me ayudó muchísimo en esa época. Pero comencé de cero otra vez en Perú. Aun así quería terminar de estudiar. Hasta postulé a una beca nikkei, pero no me la dieron. 

Seguí adelante nomás, hasta que un día, decidimos resolver unos asuntos familiares y pudimos resolver muchas cosas, entre ellas, terminar la universidad. Hasta me di el lujo de hacer estudios complementarios, porque quería ser diplomática, pero tampoco pasé el examen. “Báñate en ruda”, dirán. 

Cuando todo parecía resolverse, mi tía se accidentó y cayó enferma (depresión). Así fue como empezó todo. 

Por lo general, frente a dificultades o problemas, las personas se refugian en adicciones para evadir la realidad, aunque sea por pocos minutos. Yo también hice lo mismo. 

Pero yo me refugié en una de las más bellas adiciones que puede haber, creo yo. Comencé a escribir. Un día prendí el internet y descubrí que podía sacar provecho a lo que yo había estudiado y, además, haciendo lo que más me gustaba. Así fue como nació Jiritsu, en realidad.
Esta es la razón por la que realmente nació el blog.

Mantuve ocupada mi mente cuando no tenía que trabajar (o cuando no tenía trabajo) y podía sobrellevar el cuidado de mi tía. Tenía un propósito en mi vida, no todo era solo atender y atender. Había algo que yo podía hacer para mí. 
Las cosas en casa comenzaron a mejorar y encontré un buen trabajo. Pero, paradójicamente, era como traductora freelance, o sea, trabajando desde casa. Lo malo era que paraba recluida en la casa, casi no salía. No tenía tiempo. Si no era el trabajo (traduciendo en casa frente a la computadora), tenía que atender a mi tía. Mi vida social era casi nula. “Era bien triste todo eso”, me digo yo misma ahora, porque a nadie podía decirle lo que yo sentía en ese momento. 

Y mientras veía como las cosas se arreglaban en casa, me refugiaba en mi blog, para olvidar la pena que tenía en ese momento: mi tía. 
Escribía para desahogarme, para volver a recordar aquellas épocas felices en donde mi tía estaba bien y mi oba estaba conmigo. Dejaba que mis recuerdos fluyeran y mi mano escribiera. 

Y así fue como salían de su escondite aquellos recuerdos tan lejanos, incluso aquellos de cuando yo tenía unos 4 años y mi papá aún estaba vivo. Hasta llegué a recordar la vez que me resondró y hasta simuló que se sacaba la correa, porque yo no quería hacer caso a la oba. Pero no importa. 
También tengo otros recuerdos de él, en donde él me llevaba de la mano para visitar a mamá a la tienda (en esa época mi papá ya estaba enfermo y mi mamá era quien trabajaba en el negocio familiar). 
Realmente, él quería ser un papá serio, pero en el fondo, era muy bueno. 
Esa clase de recuerdos, eran los que me gustaba recordar cuando me sentía sola. 
Uno puede vivir dentro de una casa llena de gente, pero si hay alguien enfermo y nadie (que pueda ayudar) quiere ayudar, prácticamente, es como estar sola. Yo con mis recuerdos, quería sentirme acompañada, aunque sea con aquellos que físicamente ya no estaban conmigo. En fin, suena algo raro, pero así me sentía. 

Ya mi tía no está y mi mamá, fue la última persona a la que tuve que cuidar. Bueno, esa es una desventaja de tener padres mayores. Prácticamente, pasé mi juventud (digamos, entre los 20 y 30 años de edad) pensando en los mayores de la casa. 

"Ya vas a estar tranquila. Cuídate mucho”, fue lo último que me dijo mi mamá antes de caer inconsciente, hace dos años. 
Ella falleció en la clínica y bueno, lo triste (no sé para quién, si para mí o también, para quienes leen esto) es que, el mismo familiar que podía ayudarme con mi tía, no estuvo presente ese día, se fue a trabajar (o a estudiar, según me comentaron). 
Yo había dejado de trabajar para pasar el mayor tiempo con mi mamá y, prácticamente, la clínica se convirtió en mi segundo hogar durante dos semanas. 

Todos sabíamos que mi mamá iba a fallecer, pero era cuestión de tiempo. Un día, desde temprano, las manos de mi mamá comenzaron a exudar agua, lo que significaba que ya el día había llegado. Falleció ese mismo día, por la noche. 
Bueno, es un recuerdo que me ha quedado marcado. 

Realmente, y volviendo al tema, mi adicción por escribir, ha sido la adición que ha durado más tiempo. ¡Ni la del café me ha durado tanto! Siete años escribiendo para el blog y parece que va para un añito más, hehehe. 
Ahora, a poquitos años de cumplir 40, recién estoy pensando en mí. 

Cuando era más joven y estaba cuidando a mi tía, podía haberme escapado. Viajar al extranjero con el pretexto de estudiar por beca y salir de la realidad en la que me encontraba en aquella época y ser, como dirían, "una joven normal", pero no lo hice. No sé por qué. 

Retrocedo en el tiempo y me pongo a pensar. Si no hubiera cuidado a mi tía o tenido todos esos obstáculos (y, aun así, preferí quedarme con ella), quizás hoy hubiera sido una exitosa traductora en otro país o hasta diplomática. 
Pero también, me pongo a pensar. 
Si no hubiera pasado por todo eso y no me hubiera deprimido y buscado refugiado en mi adicción por escribir, realmente, no hubiera nacido Jiritsu.
Mi adicción por escribir es lo que más satisfacciones me han traído, a nivel personal y hasta laboral. Pero en el fondo, mi blog fue mi mejor terapia para afrontar los obstáculos que tuve.
Esta "pequeña" experiencia de vida la comparto con ustedes para demostrar que, a pesar de los obstáculos, hay que seguir adelante. Vale la pena.


La imagen que comparto, muestra un merchandising de mi marca favorita de café ("Boss").
Solía comprarme tantas latas cuando estuve en Nihon, que hasta coleccionaba merchandising que venía gratis en temporadas.
Este es un colgador de celular (por dentro contiene un papelito enrollado para apuntar los datos personales, como un ID).

LA SANBASAN (PARTERA) "MÁS FAMOSA" EN LA LIMA DE LA PREGUERRA: LA SANBASAN TOKESHI

La foto que muestro fue tomada el 27 de febrero de 1930.  Es una vista del patio de Lima Nikko en una ocasión especial.  En ese día, hubo un...