viernes, 12 de julio de 2013

"Si Repites esta Frase, Siempre Tendrás Ropa Nueva" (Una y Otras Costumbres Okinawenses)

¿A quién no le ha pasado alguna vez que al comprarse algo nuevo, por ejemplo, una bufanda, se olvidan de quitarle la etiqueta? A mí me ha pasado un par de veces, pero felizmente mi descuido no pasa de la puerta. Ayer justo tenía que salir por la mañana y quería estrenar una bufanda que compré hace pocos días atrás y mi mamá me dice: “¡Espera! ¡Tienes la etiqueta puesta!”, “¡Ah! Gracias!” (y voy corriendo al dormitorio a cortar la etiqueta). Ya estaba por salir, y mi mamá me dice otra vez: “!Espera! ¡Falta algo más!”, la miro con un “¿Quéee?” de desesperación (puesto que se me hacía tarde). “Falta esto…” y cogió una parte de la bufanda y ya estaba por acercarla a la pared, hasta que le dije: “Ahhh, pero ahorita no, mejor más tarde…” y salí rápidamente. Ya cuando regresé a la casa, más tranquila y sin apuros, mientras me vestía para comer, estuve recordando aquellas veces, cuando era pequeña y mi mamá siempre hacía el mismo ritual cada vez que me compraba ropa nueva. 

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Foto de una tía de mi oba (según lo que recuerda mi mamá), encontrada en el álbum de fotos de mi oba.
¡Cuántas costumbres habrá practicado mi familia desde Yonabaru  y que actualmente sus descendientes (nosotros, los nietos o bisnietos) los estamos perdiendo o, incluso, ignoramos!
Y esa costumbre, mi mamá la aprendió de mi oba (su mamá), quien trajo esta costumbre de Yonabaru, un pequeño pueblo en Okinawa. Recuerdo que cada vez que me ponía ropa nueva (ya sea que mi mamá compraba o que me cosía, puesto que le gustaba mucho la costura), lo primero que hacía mi mamá era cogerme un pedazo de la blusa, por ejemplo, y mientras la tenía puesta, me llevaba hasta una pared de mi casa y daba pequeños toques a la pared mientras decía en voz baja: “chino miku miku duu gan jyuuku” (es uchinaguchi, el idioma de Okinawa, que se traduciría como” ropa nueva, nueva; un cuerpo fuerte”).


Mi oba sabía hablar (además del español), japonés e uchinaguchi, pero mi mamá nunca le tomó importancia por aprender el uchinaguchi, y solo aprendió frases cortas, que ya después nos repetía a mis hermanos y a mí cuando éramos pequeños. Ahora que me acuerdo, creo que mi oba no hablaba muy bien el japonés, y más bien, ella pronunciaba el japonés un poco al estilo “uchinaguchi” (o como se diría comúnmente, “uchinaguchi-zado”), porque recuerdo que mis primeras palabras en japonés las aprendí de mi oba y de mi mamá pero su pronunciación era un poquito diferente con la que me enseñaron años más tarde en el instituto de idiomas. La única palabra que se me viene ahora a la memoria para ponerles un ejemplo, es la palabra “okashi” (dulce en japonés), y que yo siempre pronunciaba como “okuáshi” (porque así me enseñaron en mi casa), pero ya más tarde, los profesores se encargaron de corregirme.

Regresando al tema de la “ropa nueva” mi oba (y mi mamá) decían que si uno practicaba esa costumbre, siempre iba a tener ropa nueva. Y claro, cuando era pequeña, me lo creía todo y dejaba que lo hicieran, porque ahora, si bien no dejo que mi mama siga haciendo eso en mí, porque ya no lo creo, a veces dejo que lo haga solo para darle “el gusto” y esté contenta. 

Pero no solo había esa costumbre en mi casa, sino que también había uno que ya mi mamá no lo practica, pero en tiempos de mi oba, sí. Cada vez que me tropezaba y caía al suelo, iba corriendo a los brazos de mi mamá (o de mi oba, quien estuviera en ese momento cerca) y no solo me abrazaban, sino que a la vez que me abrazaban, decían en uchinaguchi: “mabuyá, mabuyá utikumisoré; mabuyá, mabuyá utikumisoré” y se suponía que con esto ya me curaba del susto. Decían, y siguiendo la creencia de Okinawa, que cuando alguien se asusta, el alma o mabui se salía del cuerpo, y al decir esa frase, el alma “regresaba”. Esta frase tiene mayor relación con el tema de los yuta o chamanes okinawenses, las creencias okinawenses en torno al más allá; conocimientos que eran comunes, según mi mamá, entre la gente de Okinawa, sean yutas o no. 

Y para escribir este post, le pedí a mi mamá que me transcribiera cada una de las frases y me contó sobre otra frase que mi oba decía algunas veces, pero nunca llegué a escucharla. Mi mamá me cuenta que, cuando mi oba se le perdía algo (cualquier cosa, por ejemplo, sus tijeras), ella buscaba por todos los rincones, pero algunas veces decía en voz baja: “soji mayá, soji mayá, yamún tumeti turasuku tu; wamún tumeti turasé” (que sería en español algo así como “yo busco lo tuyo y tu me ayudas a buscar lo mío”). Esta era otra frase en uchinaguchi que mi mamá asegura que era conocido entre la gente “antigua” de Okinawa, seguramente de Yonabaru (el pueblo en donde nació mi oba) y que mi mamá, al escucharlo de mi oba, piensa que se estaba refiriendo a un duende que escondía las cosas y al decirlo, se lograba encontrar el objeto perdido. 

Personalmente, estuve revisando en Internet para verificar el significado, o por lo menos la ortografía de estas frases, pero sin éxito. Lo único que pude encontrar era “mabuya, mabuya, utikuyou” (otra forma de decir: "mabuya, mabuya, utikumisoré”), que se relaciona para evitar la pérdida del alma o mabui. Pienso que no existe nada de información sobre estas frases en Internet (una de las fuentes más actualizada e integral de conocimientos) porque estas costumbres son muy antiguas y que al ser transmitidas de generación en generación por vía oral (como pasó en mi familia), es muy común que se pierdan en el tiempo por la falta de interés, mayormente, de nosotros, que somos la nueva generación. 

Visto en este modo, ¿cuántas tradiciones o costumbres familiares se habrán perdido por el simple hecho que no les tomamos la importancia debida? 

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