sábado, 11 de enero de 2014

Los Estornudos en Okinawa: Aquellos que Pedían que Comieras Excremento ("Kusukué")

Con este clima tan variable, que podemos disfrutar desde mañanas soleadas con un sol abrasador hasta días nublados que terminan con lloviznas y algo de viento, es muy fácil resfriarse. Todo comienza con un simple estornudo que pareciera que nos avisara que debemos abrigarnos y escuchamos, casi siempre, que nos dicen: “¡Salud!” 

Y, ¿por qué hay un “saludo” para un simple estornudo? Bueno, quizás sea porque un estornudo representa a la enfermedad y es una costumbre de “buena intención” escuchar a alguien que nos desee una buena salud o, en su forma “abreviada”, un “salud”; que en sí tiene una connotación positiva y hasta de buen augurio. 

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Imagen tomada de Suujimichigwa
"Kusukué", "kusukuehyá", "kusukee" o "kusu kwee", distintas formas para decir "come excremento" después de haber escuchado a alguien estornudar.
En Okinawa, en cambio, se acostumbraba a decir “kusukué” o, como mi oba decía, “kusukuehyá ” cuando alguien estornudaba. 
Se escucha bien, y hasta tiene una sutil rima que combinaría con el sonido de un estornudo. Pero, si explicamos su significado, pensaríamos lo contrario. 

Kusukué” o “kusukuehyá” (seguramente habrán otras variantes, de acuerdo a la región en Okinawa) significa “comer excremento” y, aunque suene paradójico, es el equivalente al “salud” que decimos cuando alguien estornuda. 

Esta costumbre la descubrí por casualidad mientras estaba navegando en Internet, en un PDF en donde se relataban algunas costumbres japonesas. Ya casi en las últimas páginas, encontré una descripción sobre los orígenes del “kuskwe” (o "kusukué"), que se decía después que una persona estornudaba. “Kuskwe” no me parecía japonés ni uchinaguchi, por lo que le pregunté a mi mamá si había alguna costumbre relacionada con los estornudos y el "kuskwe".
(Más tarde descubrí que era una de las tantas variantes del "come excremento" o como mi oba decía, el "kusukué". Como muchos sabrán, el uchinaguchi no posee un sistema de escritura estándar, por lo que existen diversas maneras de escribir o representar gráficamente su pronunciación).

Ella acababa de leer sus revistas y estaba casi somnolienta. Parecía que me escuchaba casi dormida, cuando de pronto abrió sus ojos y una sonrisa de oreja a oreja iluminó su rostro, como si le hubiera contado un buen chiste. “¿Kuskwe?... ¡Ah! Sí, sí, me acuerdo… Es Kusukué... Jaja ¡Hace tiempo que no lo escuchaba! Me acuerdo que cuando uno hacía “achí”, oba decía “kusukué” y; con una mirada algo cómplice, como si me estuviera contando un secreto, me dijo: “Eso significa “come unko(*)”

Fruncí el ceño de solo imaginarme su traducción. “!Qué asco!”. Fue lo que pensé al escucharla y como si fuera una niña curiosa le pregunté el por qué. “Ah… eso no sé. Tu oba siempre me decía así” fue lo que me respondió mientras dejaba sus revistas sobre la mesa. Y mi interrogatorio seguía, aún más intrigada “¿Y por qué nunca escuché esa palabra?” Ya mi mamá está acostumbrada a esas preguntas y como casi siempre lo hace cuando no se acuerda de algo, me respondió: “Ya cuando ustedes nacieron, las cosas cambiaron. Oba ya sabía hablar español y no era necesario hablar uchinaguchi… ¡Ah! ya son las 7, voy a ver mi novela”.

Y mi curiosidad seguía sin ser resuelta: ¿Por qué en Okinawa se deseaba que alguien coma excrementos cuando uno estornudaba (y por eso decían "kusukué") en lugar de desearle una buena salud (“salud”) o echarle una bendición (como el americanísimo “God bless you”)? Yo siempre creía que los excrementos tenían una connotación negativa en todo el mundo, incluyendo en Japón. 

Recuerdo que varias veces escuchaba a mi tío decir “kusotáre” cuando discutía con alguien y que significaba que “ese alguien” era un “excremento” (un insulto tremendo, peor que el conocido “bakatare”). Y, en cambio, mi mamá me contaba que mi oba decía “kusukué” cuando escuchaba que alguien estornudaba. 

Mi curiosidad, naturalmente, seguía creciendo. Pero si bien la memoria es frágil; los recuerdos, no. Y qué mejor que las historias o cuentos que guardan, muchas veces, aquellos recuerdos escondidos. 

Existe una pequeña historia que nos cuenta el posible origen del término “kusukué” o "kusukuehyá" o "kuskwe" (cualquiera que sea la forma como se escriba, lo que podemos afirmar unánimemente es su significado, “come excremento”). 

Hay varias variantes de esta historia, pero voy a contarle la que encontré en inglés (y a la que agregué algunos datos que encontré en las versiones en japonés). 

Había una vez una pareja de esposos que vivía en Yanabara (o Yanahara) y que tenían mucho dinero, aunque su felicidad no era completa puesto que no tenían hijos. 

Cansado de no poder tener un hijo, el esposo, que se llamaba Machaa, decide ir a Tsuji (conocido como el “barrio rojo” de Naha) dejando a la esposa sola en casa sin saber que sus quejas muy pronto se convertirían en dicha, puesto que Usagwa, su esposa, ya estaba embarazada. 

Después de varios meses después de su partida, el bebé nació y la familia envió a un mensajero hasta donde estaba Machaa para darle la buena nueva. Esta noticia lo llenó de profunda alegría que hizo que quisiera regresar cuanto antes a su casa para ver a su hijo recién nacido. Sin embargo, Machaa había iniciado una relación con una juri ("prostituta" en uchinaguchi) pero eso no le importó y, sin decir nada a su amante, emprendió su viaje de retorno a casa. 

La juri murió al enterarse que su amante había partido sin despedirse. Cuando llegó a Yanabara, Machaa, lleno de felicidad, empezó a realizar los preparativos para celebrar la llegada del nuevo hijo. Todo el pueblo compartía la alegría de Machaa y Usagwa, que celebraban la llegada del primogénito. 

Todos estaban presentes en esta gran fiesta. Incluso, había venido una mujer que Machaa conocía muy bien. No era cualquier mujer, sino el espíritu de la juri que había dejado en Tsuji y que había sido encontrada en el camino por unos amigos de Machaa, quienes la invitaron para que disfrutara la celebración por el nacimiento del recién nacido, al igual que todos los demás pobladores. Al encontrarse en la fiesta, Machaa la reconoció y la echó de su casa. Pero su curiosidad hizo que la siguiera. Quería saber hasta dónde se iba y vió que se detuvo frente a una tumba. 

Machaa, quien se había escondido muy bien para que no lo viera, pudo escuchar una voz que se dirigía al espíritu de la juri: “¿Por qué llegaste tan tarde? Ya no puedes entrar?”, a lo que la juri respondió: “Perdónenme, un hombre me decepcionó. Llegué a una celebración por el nacimiento de un recién nacido y por eso he llegado tarde. ¿Me podrían perdonar si les traigo a ese recién nacido?”. Nuevamente, aquella voz dijo “Por supuesto que te podemos perdonar, pero solo si traes al recién nacido. ¿Has pensado cómo harás para cumplir con tu promesa?”. La juri, con el deseo de poder volver a ingresar a su tumba para descansar, respondió: “Puedo hacer que el niño estornude y así, puedo traerlo hasta aquí”. 

Machaa, quien seguía escondido, escuchó con horror toda la conversación. Él sabía que si su hijo estornudaba, moriría. Por aquellas épocas, no solo en Okinawa sino también en Japón, existía la creencia de que el alma de la persona salía del cuerpo cuando estornudaba y ese era el momento en que los malos espíritus podían aprovechar para llevarse el alma. Solo diciendo la palabra mágica ("kusukué"), se podía alejar a los espíritus. 

Imagen tomada de NHK
Machaa, muy presuroso, llegó a la casa y contó a todos lo que había escuchado. Les dijo, “cuando el niño estornude, todos debemos decir “¡Kusukué, kusukué!” y, de ese modo, Machaa pensaba que la juri ya no podría hacer nada a su hijo. 

De repente, el hijo de Machaa estornudó y rápidamente todos los presentes, recordando lo que Machaa les había dicho, dijeron al unísono “Kusukué, kusukué” y ya el espíritu de la juri no podía llevarse el alma del bebé. 

Imagen tomada de NHK
Desde ese momento, la costumbre de decir “kusukué” después de un estornudo se hizo muy común, así como nosotros decimos "salud". 

Esta es una de las versiones que trata de explicar cómo se popularizó el “Kusukúe” después que uno estornudara. 
La gente de aquellas épocas creía que al decir "kusukué", se podía evitar que algún espíritu maligno se llevara el alma que se salía del cuerpo cuando uno estornudaba. Era una concepción equivocada que trataba de explicar una creencia que hasta el día de hoy concita el interés de muchos, que es el desdoblamiento o salida del alma cuando uno fallece o, también, cuando uno, siemplemente, duerme.

"Kusukué" es un término okinawense que significa “come excremento” y que en japonés se dice "kushami” (o "kusame", en japonés antiguo) para responder ante un estornudo. Se dice que podría haberse derivado del término "kusu" ("excremento", "heces") o, incluso de "kuso kurae" ("comer excremento"), y que por su similitud en cuanto a la fonética se le asoció con el estornudo. En la obra Tsurezuregusa, escrito por el sacerdote budista Yoshida Kenko en el siglo XIV, se registra el uso del término "kusame" como un amuleto que protege el alma contra los espíritus malignos. En ella dice que una monja murmuraba repetidas veces la palabra "kusame" como una palabra mágica para proteger a un hombre que posiblemente estaría estornudando en ese momento y que, de lo contrario, moriría si no decía aquella palabra mágica.

Se creía que el excremento tenía fuerzas mágicas contra los malos espíritus. Esta era una creencia que también compartían, por ejemplo, los ladrones japoneses, quienes solían dejar sus propios excrementos en  el dormitorio de la casa a la que entraban como si fuera una protección. 

En fin, pueden haber muchos orígenes acerca de muchos términos (como el "kusukué"), pero ya el uso (y el desuso), pueden hacer que olvidemos el origen de una costumbre, cuyo significado es un tanto "peculiar”.
  
(*) unko= "excremento" en japonés. También se dice "unchi", "ben", "kusu". 

PARA SABER UN POCO MÁS:
FUENTES:

LA SANBASAN (PARTERA) "MÁS FAMOSA" EN LA LIMA DE LA PREGUERRA: LA SANBASAN TOKESHI

La foto que muestro fue tomada el 27 de febrero de 1930.  Es una vista del patio de Lima Nikko en una ocasión especial.  En ese día, hubo un...